Sintiendo el vacío marcado por la proscripción
ausencia tatuada en nuestros nombres.
Una alianza con tus iniciales
una prohibición llamada deseo.
Sé que me amas,
sé que podrías decirme
a la cara términos prohibidos
cargados de amor traicionado.
Tu mano,
mi mano,
nuestras manos.
Se acarician con las teclas del mensaje contestado.
Y te marchas,
sabiendo el duelo de nuestras ansias.
El batir de nuestro interior
y el flamear de todo lo que no dijimos.
Regresarás,
y entonces el espíritu de los que sienten recorrerá tu rostro.
Sonreirás ante mis mensajes,
surgiendo versos clandestinos
y un amor cargado de poemas.
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