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cuentos, opinión.

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sábado, 30 de abril de 2011

A CARBONARIA, HACIA LA REPÚBLICA PORTUGUESA

    Con motivo del centenario de la República de Portugal y la caída de una de las monarquías más antiguas de Europa, han corrido ríos de tinta sin embargo he detectado (al menos en España) la falta de menciones a la Carbonaria, sociedad secreta calve para la victoria de los republicanos.

     Las circunstancias que llevaron a este hecho histórico se debieron a una serie de factores que no procede el referirlos en el  presente artículo, aunque sí diremos que los acontecimientos desencadenados en Octubre de 1910, marcaron al Portugal de hoy y sin su conocimiento el presente de nuestra nación vecina  no tendría razón de ser.

     El triunfo que llevó al destronamiento del último rey de Portugal (Don Manuel II) se debió en gran medida a un grupo lusitano clandestino con raíz masónica. Ese grupo se llamó “A Carbonaria”; gran desconocido en la España de hoy.


Los jefes de la Carbonaria. de izquierda a derecha Silva, Luz Almeida y Machado Santos, la actuación de este último en las jornadas de Octubre de 1910 sería clave para la victoria de los republicanos
     La Carbonaria fue creada  por Artur Augusto Duarte da Luz de Almeida en Coimbra a finales del XIX en un momento de profunda crisis de la nación portuguesa. La forma de gobierno era la monarquía parlamentaria, monarquía encarnada en la persona de Carlos I, hombre inteligente y de gran cultura, que no supo arreglar una situación ya heredada de su padre Luís I.

      El régimen se sustentaba en un bipartidismo ficticio con una serie de clientelismos en las circunscripciones electorales, muy similar a la España de Canovas. Este sistema generaba una gran corrupción y la situación llegó a su punto culminante con un serio conflicto diplomático con Inglaterra por el reparto de África, Inglaterra obligó  a Portugal a firmar un humillante tratado  que fue condenado por la opinión pública, fue el 98 portugués. Viendo que el sistema monárquico no daba más de sí ante su cerrazón a otras opciones políticas, muchos portugueses vieron en la república la solución a los problemas que atravesaba la nación. Y ahí entró en liza la Carbonaria.

     Este grupo antimonárquico, se distinguió de otros grupos europeos de la época porque fundaba sus   principios en la Revolución Francesa y no en los de la Internacional Socialista, lo que le valió adhesiones de todas las capas de la sociedad, en sus filas militaban destacados personajes de la intelectualidad lusa así como del ejercito y la marina. Su labor en conseguir el advenimiento de  la república fue constante y continuada en especial en Lisboa.

Proclamación de la República ante la Cámara Municipal de Lisboa en 1.910


Los errores de la monarquía continuaron y en 1.908 el rey Carlos I era asesinado junto a su hijo mayor Luís Felipe, subió al trono el joven infante Don Manuel el cual aunque cargado de buena voluntad para reparar los errores cometidos por su padre poco pudo hacer para apuntalar el carcomido edificio de la monarquía. Como dijimos más arriba en Octubre de 1910 la Carbonaria apoyada por elementos de las guarniciones de la capital y por la flota que fondeaba en el muelle de Lisboa dio el golpe final a la monarquía proclamando solemnemente la República en ayuntamiento de Lisboa. Con ello, “A Carbonaria” cumplía su principal objetivo y entraba en la historia.

viernes, 29 de abril de 2011

PORTUGAL, CIEN AÑOS DE UNA REPÚBLICA

En Octubre de 2010, se cumplieron cien años de la proclamación de la república en Portugal, la primera de una larga lista de países europeos que sustituyeron la monarquía por el régimen republicano a lo largo el siglo XX. Sin embargo, nuestra nación vecina, tuvo una cadena de sucesos distintos a otras naciones y que la llevaron a ser la primera republica proclamada en el siglo XX.

MANUEL II DE PORTUGAL

En el año en que se proclama la república, reinaba en Portugal Don Manuel II quien subió al trono en 1.908 tras ser testigo directo del asesinato de su padre Don Carlos I y de su hermano mayor Luis Felipe. Tenía  dieciocho años recién cumplidos y ninguna preparación para llevar el timón de una situación política muy complicada, motivada en gran medida por los continuos errores políticos originados durante el reinado de su padre.

El joven monarca,  intentó suplir su escasa preparación con la mejor voluntad posible, teniendo como bazas a su favor el no ser uno de los responsables de los excesos realizados por el régimen monárquico. Sin embargo la situación con la que se encontró le hizo muy difícil apuntalar el, ya de por sí, carcomido edificio de la monarquía, motivado en gran medida por la acción de “A Carbonaria” uno de los grupos clandestinos que tendría un gran peso en aquella revolución de 1.910 la cual, ha pasado a los anales portugueses como A Rotunda.

A Carbonaria fue creada a finales del siglo XIX en Coimbra por Luz Almeida, era una organización de carácter masónico. Todos sus movimientos eran llevados por sus miembros con tal discreción y secretismo que hoy día hay dificultades para investigar su historia con profundidad. Esta sociedad fue aglutinando todos los descontentos que generaba el régimen monárquico y llegó a tener gran fuerza en Lisboa, donde estaba infiltrada en todos los sectores  lisboetas. Inspirada en los principios de la revolución francesa fue ganando adeptos en todas las capas sociales. Su acción, principalmente en la capital,  fue tan continuada como eficaz y el rey y su gobierno poco podía hacer.


ALEGORÍA DE LA PROCLAMACIÓN DE LA REPUBLICA EN PORTUGAL

El 4 de Octubre de 1910 estalla la revolución en Lisboa. Hubo momentos en que pareció que iba a fracasar la intentona, pero la sublevación de los buques de guerra fondeados en la capital inclinaron la balanza a favor de los republicanos. Finalmente el rey abandonaba Lisboa; los republicanos habían ganado la partida. El día cinco de Octubre  la república fue proclamada solemnemente en la Cámara municipal de Lisboa. Ese día Portugal iniciaba una nueva andadura con altos y bajos pero con un nuevo sistema político que se fue consolidando con el correr de los años y que aún hoy perdura.

miércoles, 27 de abril de 2011

AQUELLA NOCHE

                   
             El capitán vio su reloj, se acercaban las doce de la noche. En algún sector se podían escuchar disparos aislados pero no era lo corriente. Esta noche no, por favor; tenía que estar todo silencioso. Mandó llamar a su tienda a Admed. Al menos,  su ayudante y amigo lo entendería. El era el único de la compañía que  no era musulmán. Ellos no sabían, sólo Admed.

-         Naciste para traer la paz y te hemos fallado.- Murmuró para sí en el mismo instante que Admed entraba en su tienda.

-         Imagino el porqué me has llamado mi capitán, no deseas la soledad esta noche. ¿Me equivoco?     

-         Tú nunca te equivocas. Voy  a beber un poco de té y hoy no desearía beberlo solo.

            Alzaron los vasos y bebieron lentamente,  se sentía melancólico, pero se había jurado que los sentimientos se los tenía que dejar guardados hasta que todo acabara. Hay cosas que se sabe como empiezan pero nunca como acaban. Miró la hora, eran las doce. El capitán apoyó su mano en el hombro de Admed susurrándole algo. Sacó de su bolsillo un retrato lo miró largamente y lo besó. Salió  fuera con una alfombrilla bajo el brazo. El frío del desierto empezaba a hacerse notar y miró al cielo, creyó ver una estrella que destacaba sobre las otras, buen presagio, pensó. Dos centinelas se cuadraron al verle, él  sonrió tenuemente mientras les devolvía el saludo.  Tras consultar su brújula, extendió la alfombrilla y se arrodilló a rezar como hacía con sus soldados musulmanes. Uno de los soldados extrañado se atrevió a hablarle.

-         Mi capitán, no estás rezando en dirección a la Meca.

            - Lo sé. - Dijo el capitán- lo hago  en dirección a Belén.

            Y así finalizaba el veinticuatro de Diciembre de aquel año.

 


            Y así finalizaba el veinticuatro de Diciembre de aquel año.

domingo, 24 de abril de 2011

ALGÚN LUGAR DEL HORIZONTE

           
            Nunca supimos por qué Nicanor puso a su barco el nombre de "INOCENTE". Cuando se lo preguntábamos, sonreía sin respondernos. Era un barco pequeño, de fácil manejo para una persona. Con él, a Nicanor le gustaba avanzar mar adentro y alcanzar aquella línea del horizonte a la que nadie llegaba con sus ojos.

            Desde lo que le había pasado con nuestros padres, Nicanor llevaba mucho tiempo encerrado en sí mismo, permaneciendo entre nosotros como ausente. Ya no era aquel chiquillo que jugaba despreocupado con todos los niños, entre las barcas de pesca varadas en la playa. Ahora miraba hacia el horizonte, envidiando a todo aquello que se perdía en el mismo.

            Un día, Nicanor abandonó el pueblo de los pescadores  y no tuvimos noticias de él por espacio de cuatro años. El Nicanor que regresó no era el adolescente travieso y melancólico que nos había dejado. Nos encontramos a un hombre fortalecido por los continuos vaivenes de siete mares y cicatrizado por mil y una cuerdas y cabos de los que tuvo que tirar al son de las sirenas y los silbatos del contramaestre. Su barba de cobre viejo y una piel de cartón salvajemente bronceada  por los vientos oceánicos, daba el toque de gracia al nuevo aspecto del Nicanor que nos apareció con su bolsón de marinero.

            Con los ahorros que trajo, compró su barco INOCENTE, la embarcación fue su hija y su hogar. Yo fui el único que vio al INOCENTE desde dentro, Nicanor lo había acondicionado para realizar grandes travesías y  conocer nuevos puertos a la procura de algo que tan solo el propio Nicanor sabía.
         

            Cuando el INOCENTE levaba anclas, pasábamos larguísimas temporadas sin tener noticias de él. En las noches de galerna, esperábamos lo peor. Pero siempre volvía a la playa de los pescadores con algo nuevo que se negaba a contarnos, Nicanor era así.

            Un día, después de varios meses, regresó acompañado por una mujer diferente a nosotros. Su piel, de una oscuridad tenue, contrastaba con unos ojos claros y ligeramente rasgados. Por toda respuesta, Nicanor me dijo que la mujer se llamaba Zoe y que el resto lo callaba por mi seguridad. Me dijo también que se marchaban al día siguiente, no  le hizo falta decirme  que huían. Fui a despedirle al alba, como siempre lo hacía. Antes de subir a su barco me entregó un paquete, "si no sabes nada de mí en diez años puedes abrirlo porque será tuyo", me dijo adiós con su mano mientras su INOCENTE enfilaba rumbo a la línea del horizonte. Fue la última vez que Nicanor y yo nos vimos.



            En todos estos años, la playa de los pescadores, no tuvo noticias de una pequeña embarcación que se marchara apresuradamente, un día cualquiera al amanecer. Ninguna tabla arrancada por temporales llegó a la orilla con su siniestro presagio. Sabía que la ausencia de noticias eran buenas noticias. Nadie vino a hacer preguntas.

          Pasado el plazo abrí el paquete que me dio Nicanor. Era un diario de su vida marinera, empezaba el día que se fue de casa. Hablaba de sus ilusiones, alegrías, decepciones y el día que conoció a Zoe. Su barco empezaba a zarpar, el tiempo jugaba a su favor, y se preparaba para alcanzar el único objetivo de su vida, tal vez en algún lugar del horizonte.







EL JARDÍN DE VILLAMARGÓ



Era por la tarde. Los jardines del parque vibraban por los gritos de los niños que jugaban con trompos y canicas de vidrio. A mentira o a verdad, a verdad o a mentira. En el otro lado, las niñas jugaban con la larga cuerda mientras saltaban por turnos. Al pasar la barca me dijo el barquero, las niñas bonitas no pagan dinero. El viejo jardín de la villa iba cobrando vida poco a poco, los cantos de los niños formaban paulatinamente el alma del entorno. Una pelota fue a parar contra la hierba. Gol.

            Los juegos infantiles elevaban su tono, era el cenit de la tarde. El parque de Villamargó tenía vida propia, la vida de aquellos que comenzaban la suya a pequeños pasos. Cosme, es tarde, tenemos que volver a casa. Un poco más, mamá. No, va a llegar tu padre y tienes que cenar. El niño Cosme se marcha hasta mañana, despidiéndose de sus amigos. Los demás niños, como Cosme, son llamados y los juegos se van interrumpiendo poco a poco.  

            Y el jardín va quedando en silencio a la hora de cenar. Empieza la magia de la aurora. La luna hace acto de presencia para presidir el entorno. Hoy es cuarto menguante. Las estrellas aparecen en el firmamento, una por una, lentamente, hasta que están todas y se hace imposible su recuento. En la frontera de los viejos jardines, las casas van apagando sus luces. Las cigarras y los grillos organizan su anárquico concierto nocturno en el parque. Un búho se posa en su árbol de siempre a la procura de un ratón descuidado.

            El parque de Villamargó duerme. Los juegos también acompañan a quienes los animan allá a donde vayan. Ni un grito, ni el ruido de una pisada pueden predecir el frenesí y el ajetreo de las tardes que  volverán en unas horas. Mañana será otro día y los juegos infantiles volverán a resucitar. El parque se  recobrará de nuevo. Pero ahora mismo es de noche y todos descansan. Mañana, será otro día. 



LA ÚLTIMA LECCIÓN

          


               - ¡Buenos días Don Tadeo!

Los niños se iban sentando en sus pupitres, mientras Don Tadeo, el viejo maestro, los iba recibiendo a la puerta de la escuela.
      
Don Tadeo era el maestro del pueblo, había dado sus lecciones a muchas generaciones del lugar. A padres, a hijos, e incluso algún nieto pequeñito se sentaba ahora en su aula. Don Tadeo era afable, de  una gran cultura, su eterno traje oscuro obligaba a las gentes sencillas a llamarle de usted.

Sabía enseñar haciendo intervenir a sus alumnos, motivándolos y haciendo de las materias una entretenida charla. El "Buenos días Don Tadeo" se iba repitiendo como si fuese rito obligado para paso de los días, para el paso de los años. Era hombre sensible y metódico, no tenía grandes ambiciones. Su única visita obligada era a la casa del párroco, donde departían hasta entrada la noche. Nada especial ocurría en la vida de aquel pobre maestro, aquel maestro que solo sabía enseñar y querer a sus discípulos.

Una cosa inquietaba a sus discípulos, cada vez que Don Tadeo veía al señor cura apurar por el camino con aspecto preocupado, se decía siempre la misma frase:

            - Hoy vendrá mi amiga Serena a verme.

Y la arena del reloj del tiempo seguían bajando. Los cantos de la tabla de multiplicar y las preguntas de los críos se sucedían sin interrupciones. Paliadas, cuando Don Tadeo murmuraba para sí el nombre de Serena.

Un día uno de sus alumnos levantó la mano para preguntar. Don Tadeo le miró sonriente, e  hizo un gesto para darle la palabra. Dijo el niño:

            - Don Tadeo, usted siempre nos dice que hay que ser buenos con los demás, pero ¿cómo lo tenemos que hacer?

Don Tadeo se dio cuenta que la pregunta no era tan fácil de responder a unos niños, pero tenía que salir airoso del trance. Respondió el maestro:

            - La pregunta que me haces tiene una respuesta muy extensa y no tenemos tiempo de hacerlo ahora mismo.- Dijo mirando a su reloj de bolsillo.- Haremos algo mejor, mañana os dedicaré el día a responder esa pregunta.

Y la clase finalizó, los gritos alegres de los niños, gritos de libertad a fin de cuentas, se perdían por el bosque y por los caminos. Don Tadeo se quedó solo en el aula, como cada tarde y se puso a preparar la respuesta del día siguiente, pero antes escribió algunos verbos en la pizarra, por si su lección terminaba antes de lo previsto. En esto, una hermosa mujer, con una belleza sugestiva, entró en el cuarto y su voz dulce e irresistible invadió toda la estancia:

 
            - Hola Tadeo, otra vez de visita. - Dijo la dama.

El anciano profesor se volvió lenta y tranquilamente, y miró por encima de sus lentes a la recién llegada.

            - Hola Serena, no te esperaba esta tarde.- Dijo Don Tadeo.

         - Y sin embargo, mi visita estaba planificada desde hace tiempo. Me alegra volver a verte amigo Tadeo, eres la única persona de este mundo que me mira con tranquilidad y me llama con el apodo de "Serena" y no por mi nombre verdadero.

            -Tu nombre es horroroso.- Dijo Don Tadeo.- Eres demasiado hermosa como para llamarte así, prefiero seguirte llamando Serena.
   
            - Gracias Tadeo, siempre fuiste el único amigo que he tenido.

Don Tadeo miró a la bella mujer con un poco de tristeza. Le alegraba sus visitas, porque era agradable su conversación en un ambiente tan mediocre como era el entorno que le rodeaba, pero la alegría de su encuentro era la tristeza de otros y los dos lo sabían. Dijo Don Tadeo a la mujer:

             - Siempre ansío tu visita Serena, porque me das la paz. Pero sé que cada vez que vienes a verme, la campana de la iglesia suena dos veces a intervalos, se oyen a las plañideras y una familia se viste de negro, quizá para toda la vida.  Aún me acuerdo de tu última visita Serena. Después de ella, tuve en mi clase tres pupitres vacíos para siempre ¡y pertenecían a los más pequeñines!. ¿¡Por qué Serena, por qué ellos también!?
 
            - Tadeo, yo no hago las cosas por mi gusto. No soy yo quien decide.

            - Si no fueras tan hermosa, todos seríamos inmortales.

            - Pero que mundo tan retrógrado y aburrido sería. Sin ideas ni personas que se renovasen. - Replicó la mujer.

Don Tadeo se sentó en su silla, y apoyó su frente en sus manos deformadas por lo años y los miles de tizas que empleó durante  su vida docente. Se frotó los ojos y murmuró:

            - Estoy agotado Serena, los años no perdonan. Eso lo sabes tú mejor que yo.

Serena se puso detrás del maestro y le acarició con suavidad los hombros para relajarlos. Y  le dijo con voz cariñosa:

            - No te preocupes Tadeo, has ganado tu bien merecido descanso. Hoy vendrás conmigo y nada ni nadie podrá separarnos. Porque para mí, tú eres diferente a los demás.

Entonces Don Tadeo sintió un goce extraño, como si todas sus preocupaciones desaparecieran, ni siquiera se acordó que tenía que preparar la clase del día siguiente, se sentía flotando. Para Don Tadeo, el anciano maestro del pueblo, aquello era otra cosa.

Los niños lo encontraron al día siguiente; sentado, con la cabeza apoyada en la mesa. Ya no respiraba; su rostro tenía una sonrisa en los labios. Una sensación de paz y tranquilidad lo rodeaba. Inmediatamente detrás, en la pizarra, los verbos AMAR, QUERER, SENTIR, estaban escritos con tiza. Los niños comprendieron entonces que Don Tadeo, el viejo maestro, les daba su última lección.

sábado, 23 de abril de 2011

I HAVE A DREAM!


Con estas palabras entró en la gran historia uno de los grandes discursos del siglo XX. Lo pronunció en 1.963 el Doctor Martin Luther King ante 200.00 manifestantes blancos y negros en el Lincoln Memorial de Washington. Martin soñó que blancos y negros vivían en paz y armonía sin distinción de raza. Soñó que la fraternidad y la convivencia de todos era posible.

    Desde el año 1.955, este pastor protestante nacido en Atlanta en 1.929, luchó en el corazón de la más importante democracia del mundo, contra una segregación racial que rozaba lo dictatorial. Antes de Martin Luther King las gentes de color no tenían derechos civiles frente a un blanco. Blancos y negros no podían sentarse juntos y un negro o un blanco que alzase su voz contra esa injusticia arriesgaba demasiado.

    Contra todo eso luchó el Doctor King. "Cristo me ha dado el espíritu y Gandhi el método", decía y ese fue siempre su lema. Peleó desde la más estricta legalidad, teniendo la paz y la concordia como estandarte. Martin era consciente de que la violencia de nada sirve para construir un mundo más justo, porque los vencedores no ganan nada y los derrotados lo pierden todo. Sus marchas reivindicativas fueron pacíficas, sufrió detenciones, recibió amenazas y fue testigo de la muerte violenta de muchos de sus seguidores, él a cambio dió lo mejor de si mismo.

    Las circunstancias dieron la razón a sus planteamientos y recibió honores de instituciones y universidades, fue la persona más joven que recibió el Premio Novel de la paz. Las injusticias denunciadas por él, dando el mensaje de Cristo como moneda de cambio, le hacían incomodo a muchos sectores del sistema. El 4 de Abril de 1.968 caía abatido en Tenesse de un disparo en la cabeza. Pese a haberse detenido, juzgado y condenado a su presunto asesino (James E.Ray); las circunstancias de su muerte nunca quedaron debidamente clarificadas hasta el punto de que abrió una nueva investigación con escaso resultado.

    Hoy, sus tesis siguen plenamente vigentes allí donde el ser humano es oprimido y discriminado por motivos de raza. Demostró que la no violencia aunque largo y tortuoso es el camino más seguro para llegar a la meta. Los afroamericanos saben que en su historia reciente hay un antes y un después de Martin Luther King el hombre que los condujo a la igualdad.  Martin Luther King soñó que no había razas ni pueblo inferiores, solo seres humanos que vivían y caminaban juntos para una causa común.

  Querido Martin, anoche yo también tuve ese sueño.








CASTELAO ES DE TODOS


 Cada año se conmemora de manera oficial el aniversario de la muerte de Castelao, una de las figuras más emblemáticas de la Galicia del siglo XX. Y también como cada año, grupos nacionalistas se  reivindican como los legítimos herederos de tan señero personaje y han realizado actos paralelos de protesta. En la modesta opinión de este autorconsidero que no tienen razón.

    Alfonso Daniel Rodríguez Castelao (1.886-1.950), brillante miembro de la Xeración NOS  en su faceta de escritor, genial dibujante (dibujó el alma gallega mejor que nadie), y gran luchador por su Galicia en la política de su tiempo, está siendo objeto de manipulaciones de distinto signo que nos lleva a una reflexión: ¿Por qué ese deseo de apropiarse de su figura y de su herencia ideológica? La respuesta a esta pregunta  se encuentra en el Castelao hombre y en su trayectoria personal que le han hecho acreedor del cariño y reconocimiento de todos los gallegos.

    La biografía de Don Alfonso Daniel es más que de sobra conocida por el gran público y no es el momento ni el lugar para referirla, pero sí algunos puntos que demuestran que nadie, absolutamente nadie, tiene el derecho a apoderarse del gran patrimonio que representa.

    Para empezar a hablar, Castelao tuvo una cualidad que superaba con creces cualquier defecto que se le pudiese imputar: Su gran humanidad. Al igual que muchos de sus paisanos, vivió en sus carnes la emigración a Argentina donde marchó  con su familia. Les fue bien y pudieron volver a Galicia, pero él bien sabía que su familia eran de los menos que prosperaban. El problema de los, que un día, tuvieron que partir y el lamentable estado de los que volvían (si volvían) caló en el niño Alfonso Daniel que lo reflejaría en sus dibujos y en su libro COUSAS.  Vio que la gente se marchaba, por la pobreza de una tierra que no tenía motivos para ello. La marginalidad en la que se encontraba Galicia y la falta de una clase dirigente autóctona que nos reivindicase al igual que hacían los catalanes, trazó el rumbo que llevaría a nuestro personaje y a toda una generación intelectual a la protesta, por una situación que su tierra y sus paisanos no merecían.

    Empleó la escritura y el dibujo como arma para lucha. Eso sí, pidiéndolo todo dentro de la más estricta legalidad y sin incitar a la violencia y el resentimiento. Si hoy Galicia es una de las comunidades autónomas calificada de histórica, se lo debemos en gran medida a Castelao que luchó hasta el final por que tuviéramos nuestro propio estatuto de autonomía, aprobado en referéndum en 1.936. En ese fatídico año, sus sueños se truncaron un 18 de Julio en que "media España no se resignaba a morir en manos de la otro media". Galicia cayó desde el principio en el bando nacional. El alzamiento sorprendió al diputado galleguista Rodríguez Castelao en Madrid, lo que le salvó de la quema. Colaboró con el gobierno de la República y con él se fue de España terminada la guerra. Mientras otros escritores e intelectuales gallegos, fueron volviendo poco a poco del destierro, Castelao nunca reconoció el nuevo régimen surgido de la guerra, y siguió colaborando con el gobierno de la república en el exilio, defendiendo a su tierra como siempre lo hizo: Con la pluma y el papel.

    Murió en 1.950 en Buenos Aires "la quinta provincia gallega", con la tristeza de quien no puede regresar a Galicia. Su muerte fue muy sentida por la comunidad gallega de Buenos Aires que le tributó una gran despedida. La noticia de su fallecimiento llegó a Galicia con los recortes de la censura. Las autoridades impusieron a la prensa condiciones muy estrictas a la hora de difundir la noticia, entre ellas la prohibición tajante de dar la noticia en portada y la total omisión de su actividad política, a no ser que se aludiese a ella como equivocada, ¡él que lo dió todo sin pedir nada a cambio!

    Los años pasaron, y los tiempos le dieron la razón a aquel médico de Rianxo que no ejercía "por amor a humanidade", convirtiéndose así en el símbolo de los que luchaban por el autogobierno y por una Galicia más justa. Llegó la democracia a España, y Galicia tuvo su estatuto de autonomía. Era justo que las nuevas autoridades gallegas le dieran el reconocimiento póstumo que merecía. En la década de los 80 sus restos fueron repatriados y trasladados al panteón de gallegos ilustres. Y ahí empezó la polémica, hasta nuestros días. Todos quieren ser herederos únicos y exclusivos de Castelao: Los partidos nacionalistas, las instituciones,  etc. Y yo repito que nadie, absolutamente nadie, tiene el derecho a adueñarse en exclusiva de su persona y su recuerdo. 

    Porque: Por su honestidad, su lealtad a sus principios galleguistas y darlo todo por una Galicia mejor, aún a costa de morir en el exilio añorando la "Galiza" que tanto amaba; la figura de Don Alfonso Daniel Rodríguez Castelao pertenece a todos y cada uno de los que tenemos el inmenso orgullo de llamarnos gallegos. Pienso que el propio Alfonso Daniel estaría de acuerdo. 

GALICIA-NORTE DE PORTUGAL, el futuro de una región económica




Si el siglo XX ya finalizado, nos ha hecho ver algo, esto ha sido sin lugara dudas las rápidas transformaciones a todos los niveles. Los cambios se suceden con tal rapidez que situaciones impensables hace tan solo dos décadas son una plena realidad en nuestros días.

         Este es el caso de una Europa unida, asociándose  países, hasta no hacía mucho tiempo, en guerra los unos contra los otros. Las ventajas de la supresión de fronteras entre los estados miembros, con la circulación libre de mercancías y una moneda única, puede beneficiar a muchas regiones otrora frenado su desarrollo económico y mercantil por aranceles y leyes proteccionistas que dificultaban el tráfico de mercaderías.

         Este es el caso de Galicia y el Norte de Portugal, una zona con grandes posibilidades de desarrollo con un adecuado plan de coordinación que puede sacar beneficios de los grandes cambios traídos por la nueva Unión Europea. Sin embargo, este intercambio y relación entre ambas regiones no son nuevos, tiene hondas raíces históricas que los gobiernos español y portugués no han podido frenar.

         Para empezar hay que entender, que el antiguo Reino de Galicia, llegaba hasta el Duero y su capital era Coimbra; hasta que en el siglo XII el antiguo condado de Portus Cale con capital en Oporto se convertirá en reino independiente bajo Alfonso Enriques. A partir de ahí Portugal y Galicia siguieron caminos distintos en la historia oficial, pero la realidad era otra.

         La frontera (la mítica “raia”) no estaba muy definida en unas zonas que en la práctica sus gentes siempre se rigieron por parroquias. Ello llevó que grupos humanos cruzasen de un lado a otro, llevando mercancías de una forma más o menos clandestina (el contrabando fue siempre moneda corriente),  y no olvidemos aquella “república”  de Tras os montes cuyas parroquias acabaron repartidas entre España y Portugal cuando estos dos reinos delimitaron sus fronteras en el siglo XIX con la finalidad de que no cupiese alguna duda sobre la situación de los limes.

         No tanto en Pontevedra, donde el Miño ejercía de frontera natural; pero  la zona de Orense  está cuajada de historias sobre ese continuo intercambio de portugueses y gallegos, tan magistralmente narradas por los escritores de uno y otro lado.  Ni nuestra guardia civil ni la guardia portuguesa pudieron frenar ese flujo continuo que alcanzó cifras astronómicas en cuanto a beneficios (y no estamos hablando de mercancías prohibidas), beneficios que no pasaban por los aranceles que siempre habían existido.

         Pero hoy los tiempos cambian, y la frontera administrativa ya no existe, permitiendo el tráfico libre de personas y ya es la hora de Galicia y el norte de Portugal para organizarse en la región económica que otros se negaron a ver. En un momento en que Portugal atraviesa momentos difíciles el desarrollo de esta euroregión puede ser clave para hallar el mayor número de  soluciones posibles.  Ahora es la gran oportunidad,  no hay que desaprovecharla.

LAS VENTAS, UNA PROFESIÓN SIEMPRE VIGENTE


Si algo ha caracterizado a la especie humana es que a lo largo de su historia ha desempeñado diversas actividades que iban más allá de la mera consecución de alimentos y abrigo, aunque éste fuese el fin que persiguieran. La lista  es larga y variada, y en ella aparecen oficios ya desaparecidos.

No obstante hay uno que con diferentes nombres ha estado siempre ahí, y lejos de desaparecer con los cambios técnicos y sociales, goza de buena salud, y hoy por hoy, es una de las grandes profesiones de futuro. Esta ocupación no es otra que las ventas.

No nos equivocaríamos en afirmar que la actividad comercial juega un rol básico en la economía, dado que de nada sirve investigar, fabricar con el menor costo de modo y manera que resulte un producto competitivo, si a la hora de venderlo no se hace adecuadamente. Es notorio en todos los casos, que si falla la venta, falla todo si no se da la necesaria información del producto al consumidor, haciéndole ver la necesidad del nuevo producto en su vida cotidiana. Y es ahí donde juega el papel principal la figura del vendedor o agente comercial o como se le quiera llamar (he encontrado hasta 16 sinónimos).



A la hora de lanzar un producto es al agente comercial a quien le toca dar la cara e informar de las virtudes y ventajas de lo que se ofrece. Es la parte más dura:  en muchos casos son kilómetros y kilómetros de carretera cuando no horas y horas encerrado en un local mal ventilado y peor iluminado y esas horas lo son de, muchas veces, humillante espera. Luego un gran esfuerzo dialéctico con el cliente, y todo para que quede en un “ser o no ser”. Si el cliente queda satisfecho con la información y compra la batalla la gana el vendedor y recibe su recompensa. Si la liza se pierde hay que volver a empezar, en aras de un objetivo comercial impuesto cuando no se trata de la obligación de  alcanzar otras metas.

A simple vista puede parecer una profesión dura, (En el mundo laboral donde nos movemos nada es fácil) sin embargo tiene una serie de contrapartidas. El agente comercial que sabe realizar bien su cometido, sea cual sea la situación económica nunca estará en el paro;  porque ¿a qué empresa no le interesa que se le vendan sus productos? Hoy por hoy, los vendedores son el sector más solicitado (nos basta ver los anuncios de prensa). Un empleado rentable es aquel que en el rol que le corresponde, le da beneficios a su empresa ¿y en qué puede dar esos beneficios? No hace falta tener mucha imaginación: las ventas.

En resumen puede que a simple vista no lo parezca,  pero si hay una profesión en la que nunca falte trabajo, tenga futuro y siempre haya demanda, esta será siempre la de agente comercial o vendedor. Una actividad  que, mientras el hombre sea hombre, nunca estará en peligro de desaparecer.


viernes, 22 de abril de 2011

A GABRIEL CELAYA


Poesía cargada de vacío
poesía que existe
que habla
que suplica.

Magisterio sin música,
canciones no escuchadas
que cantan en mudos pentagramas
de letras proscritas.

Y sin embargo existe
en pétreas luciérnagas llamadas costumbres,
en mármoles blandos de modernos tamices.
Y sin embargo existe.

Hermana mayor relegada,
llena de admiradores clandestinos
que en el portal la esperan
y la escriben solitarios.

Más si la poesía no ha de ser “sin pecado un adorno”
¡Pequemos!
Y toquemos el fondo.


jueves, 21 de abril de 2011

Y LES DIJE VOY A ENTRAR



Entonces, un día ya no pude más, y les dije: “Voy a entrar...”  Y entré. Alguien tenía que decírselo y  hacerle enfrentarse a la realidad. Todo aquello era insostenible y  la falta de valor para darle un  baño de sinceridad  flotaba en el aire. Cuando lo supe no tardé ni diez minutos en tomar el primer tren. Nadie me estaba esperando en la estación pero no importaba. Eran las seis y media por mi reloj cuando llegué y los encontré a todos ante la puerta,  asustados, abúlicos, sin capacidad de respuesta.  Pasaron  los días.




Al final traspasé la puerta y lo encontré con la mirada vidriosa, puesta de forma obsesiva ante una pared en la que las marcas advertían que en su momento hubo un retrato. Se volvió a mirarme. No me dijo nada, pero fui consciente que había llegado tarde. Le di un beso y me fui, ya nadie volvería a entrar.