Yo sé un lugar
donde nunca existieron las lágrimas.
Conozco un lugar extraño,
formulario de avisos en paro
de correos imaginarios
de amores disecados en frascos de aguardiente.
Yo sé un lugar mágico
de abrigos y de hogueras
de abrazos condenados.
De bailes hirientes
de tamizados garañones.
Y ahí estás.
Me das tu boca hasta saciarte,
me sientes en tí mientras susurras.
Percibo mi sangre en la espalda.
Me sonríes,
y te beso,
descubriendo en tus ojos
ese lugar mágico,
ese lugar extraño.
Maravilloso.
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