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sábado, 20 de agosto de 2011

1932 , EL FALLECIMIENTO DE DON MANUEL II ÚLTIMO REY DE PORTUGAL


Quien visite en Lisboa la iglesia de San Vicente de Fora, ha de acudir obligatoriamente a la zona reservada a los reyes de Portugal. En ella llama la atención un panteón con la siguiente inscripción: AQUÍ DESCANSA EN DIOS EL REY D.MANUEL II, QUE MURIO EN EL EXILIO BIEN SIRVIÓ A SU PATRIA. Tras ese epitafio se esconde la historia de un rey exiliado que nunca renunció al Portugal que tanto amaba y al nunca negó ninguna ayuda desde su nueva situación.

El 2 de julio de 1932, moría en su exilio de Inglaterra, a los cuarenta y tres años de edad, Don Manuel II de Braganza y Orleans, último rey de Portugal, tras veintiuno años, dos meses y veintidós días de destierro.
Don Manuel II durante su exilio en Inglaterra
El fallecimiento de don Manuel II supuso una triste noticia en Inglaterra, donde era muy conocido y estimado. Jorge V y su familia quedaron muy afectados; el pabellón real británico fue izado la media asta en señal de duelo. La prensa europea dedicó editoriales con la noticia. La capilla ardiente se dispuso en la cripta de la iglesia católica de Weybrigde (Londres), mientras se decidía su entierro final.

Don Manuel había escrito en 1915, el deseo de ser enterrado en Lisboa, en el reservado contiguo a la iglesia de Sâo Vicente de Fora, destinado a los reyes de Portugal, allí estaban enterrados su  padre   y  su  hermano   mayor.    Aunque  las leyes  de   destierro seguían vigentes, aquel odio irracional hacia la monarquía se había apaciguado. De hecho, la República portuguesa no tenía nada personal contra don Manuel, sino contra la institución que encarnaba. Los telegramas y las muestras de condolencia procedentes de Portugal no se hicieron esperar, incluso de muchas instituciones portuguesas.

Oliveria Salazar en sus primeros años de primer ministro. Una de sus primeras actuaciones como tal será repatriar los restos mortales del último rey de Portugal
El mismo mes en que había fallecido Manuel II, juró como primer ministro de Portugal Oliveira Salazar, el cual, en su etapa de ministro de Hacienda, había solucionado el problema económico de Portugal, convirtiéndose así en el hombre fuerte del país. El nuevo gobierno portugués, presidido por él, dio el pésame a la casa de Braganza y les hizo saber, tras consultar con su embajador en Londres, que cumplirían los deseos del difunto rey.

Mientras se tramitaban las últimas gestiones para el traslado de los restos mortales de don Manuel II, Portugal se preparó para recibir al que había sido su monarca. Incluso aquellos que habían provocado su caída quisieron estar presentes para honrarlo; la coalición de antiguos partidos políticos republicanos denominada “Frente Único”   hizo  saber      que  se     harían representar en los funerales. 

SAR don Duarte Nuño, padre del actual jefe de la casa real portuguesa, será él quien herede los derechas dinásticos de Don Manuel II, hecho que sería reconocido por la República Portuguesa
Por otra parte, los representantes de don Manuel II declararon “[...] que los monárquicos portugueses son favorables a la candidatura de don Duarte II al trono de Portugal, pero sin pensar por ahora en un cambio de régimen y pretender el apoyo del país, gobernado en régimen republicano”. Finalizado el mes de julio, todo estaba listo para el traslado.

El 29 de julio el buque de guerra británico Concord zarpó de Portsmouth con el féretro que contenía los restos mortales del rey. Al llegar a las aguas jurisdiccionales portuguesas, lo esperaban un torpedero de la armada portuguesa y un navío de guerra de la misma nacionalidad que hace de escolta. Cuando se encontraron con el Concord, los navíos de guerra portugueses izaron sus banderas la media asta. A continuación, el féretro fue trasladado al torpedero y los dos buques portugueses viraron en dirección a Lisboa.


En el puerto lisboeta, recibió el féretro con los restos mortales de don Manuel II, el gobierno de la república portuguesa al completo, con Oliveira Salazar al frente y las más altas autoridades civiles y militares de la nación. Desde allí fue llevado solemnemente y con todos los honores a la iglesia de Sâo Vicente de Fora, donde, tras un solemne funeral de cuerpo presente, se le dio sepultura a quien, en el momento de escribir estas líneas, es considerado el último rey de Portugal. Con ello se hacía justicia a un rey que, aunque exiliado, jamás había escatimado ningún servicio a su patria.


El autor ante la tumba de Manuel II en 1.999




Para saber más.

1 comentario:

  1. Realmente es muy interesante éste colofón de la monarquia portuguesa,pero lo que más me asombra es que es un pais donde todavia se conservan privilegios ó más bien "protocolos tipicos de una sociedad clasista pero en un marco republicano",seguramente, la monarquia portuguesa tiene sus adeptos ya que les sirvió de ejemplo la transición española y la monarquia constitucional......ésto y la prosperidad española ha sido un acicate para los monárquicos!!!!!

    De todas maneras, la monmarquia portuguesa se debilitó de alguna manera cuando se trasladó la corte a Brasil en 1808 tras la invasión napoleónica,a partir de ahí yo creo que la metrópoli y las colonias funcionaron de una manera diferente,ya que los monarcas se lo pasaban mejor en brasil que en la melancólica Lisboa,no me extrañaria nada que arraigaran las ideas marxistas en los circulos lisboetas y fuese un germen para la caida de la monarquia en 1910.....¿qué opina Mikel?

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