Ahora bien, todo ese titánico esfuerzo ha estado a punto de echarse por la borda por la izquierda más exaltada y por los dictadores de lo políticamente correcto; ha habido, incluso, quien ha pedido el cierre de la real academia (cosa que solo se hace en la dictaduras) y todo porque, de esas 40.000 biografías, la de Francisco Franco no se le tacha de dictador sino de autoritario.
Aún no he podido leer esa obra (y tengo un gran interés) por lo que no puedo hacer un juicio imparcial sobre ese tema. En cambio las noticias de estos días en relación al asunto que nos ocupa, me han hecho pensar en una idea: ¡que obsesión tienen con Franco!
Cuando Francisco Franco falleció de viejo y en la cama (eso jamás se lo perdonarán) a los ochenta y tres años, quien esto escribe solo tenía 10 años pero lo que percibí en la gente no era ni alegría ni tristeza, lo que noté en todo mi entorno fue incertidumbre (¿y ahora qué?). Tres años después Don Juan Carlos I firmaba nuestra constitución marco en el que regimos nuestra convivencia.
Fue, entonces, cuando se abrió la veda. Las critica al “anterior jefe del estado” si bien, muchas, fueron fundadas con argumentos irrebatibles los cuales suscribo plenamente, otras rozaron lo grotesco. Fue tal el cúmulo de ataques que lo que han logrado es el efecto contrario. A casi cuarenta años de su muerte, la gente lo sigue recordando, sus partidarios se han reafirmado en sus ideas y su figura sigue siendo objeto de curiosidad y discusión por parte del gran público.
Señores de la izquierda y de lo políticamente correcto:
· Estoy plenamente de acuerdo que el régimen de Franco fue una dictadura y no una democracia aunque le pusiesen el apellido de Orgánica.
· Estoy de acuerdo en que la libertad, como la entendemos y deseamos, no existía en aquellos años bajo las tijeras de la censura y la vigilancia de la dirección general de seguridad.
· Soy demócrata convencido porque entiendo que la democracia es el único marco en que todos cabemos y podemos desarrollarnos plenamente como personas.
· Creo en el progreso de las naciones como única solución a los graves problemas del mundo dentro de la libertad personal del individuo, avanzando siempre hacia el futuro. Luego soy progresista (no progre).
· Ni soy un privilegiado, ni vivo de la política. Soy una persona normal que vive de su trabajo y en el día a día hablo con muchas personas de todo tipo y sé lo que piensan y lo que sufren y le puedo decir que Franco no entra entre sus prioridades.
Considero que una persona muere realmente cuando ya no queda nadie que la recuerde, y con su actitud de odio y revancha lo están resucitando una y otra vez, justo lo que no quieren ustedes.
Franco es pasado, ya no pertenece al mundo de la política, ahora le toca juzgarlo la Historia. Si es cierto lo que ustedes piensan, no tienen de qué preocuparse, la Historia , con mayúsculas, será todavía más dura en su juicio, veredicto y sentencia. Dejen de sembrar odios innecesarios y dejen de obsesionarse con el general Franco. Con su actitud arriesgan a que media España se sienta amenazada y “no se resigne a morir a manos de la otra media”. Los españoles quieren tener la fiesta en paz, los ciudadanos de a pie, hace tiempo que cerraron sus cicatrices y miran para delante. Por tanto repito: QUE OBSESIÓN CON FRANCO.
Franco hace casi cuarenta años que murió por lo tanto sencillamente hay que olvidarlo.
Demasiada obsesión con Franco. ¡Ya está bien! ¿qué es lo que quieren, ganar en los papeles lo que perdieron en el campo de batalla?
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