Cuando los alemanes invadieron Holanda en Mayo de 1.940, un destacamento entró en Doorn una pequeña población en el centro de los países bajos. El oficial alemán al mando, preguntó a un lugareño quién vivía en aquella mansión rodeada de un magnífico parque. El interpelado, extrañado, le preguntó al oficial germano si no lo sabía él, a lo que el militar alemán le insistió que le respondiera.
La respuesta del habitante de Doorn dejó estupefacto al militar: El emperador de Alemania Guillermo II.
Sin saberlo, aquel oficial de la Wermach había encontrado el lugar de exilio del otrora todopoderoso Guillermo II de Alemania, exiliado desde 1918 y que en 1940 aún vivía a sus 80 años de edad.
Guillermo II a finales de los años 20 durante su exilio en Holanda (Archivo Federal Alemán) |
La gran historia menciona al Kaiser a la hora de hablar de la I Guerra Mundial, pero desaparece de los libros de historia en Noviembre de 1.918 cuando el príncipe Max de Baden anunció su abdicación. Pero su vida continuó.
Trasladado a Holanda tras la proclamación de la República de Weimar, ésta le respeta su patrimonio personal por lo que está entre los más ricos de Alemania. Reunida la familia imperial con la llegada de la emperatriz en Diciembre de 1.919 adquiere el castillo de Doorn-Huis y fija allí su residencia. En un principio, el gobierno holandés limitó sus movimientos a cincuenta kilómetros a la redonda de su residencia y los aliados intentaron pedir su extradición para juzgarle, hecho que causó una gran indignación en Alemania en todos los sectores de la sociedad. Finalmente las restricciones fueron levantadas.
Su vida es tranquila y metódica. Ha cambiado de aspecto y ha pasado de su bigote tan característico a dejarse barba. Se levanta a las siete de la mañana y tras el oficio religioso, lee la prensa alemana e internacional, pasea por los inmensos jardines de su propiedad y escribe sus recuerdos para lo que demuestra una gran memoria. En otras ocasiones sale a pasear por Doorn donde se para a hablar con sus habitantes, los cuales lo aprecian. Su principal afición es la floricultura, por la que obtiene muchos premios, y las lecturas (para ello cuenta con una excelente biblioteca). En 1.921 falleció su esposa la emperatriz Victoria Augusta; al año siguiente, contrajo nuevas nupcias con la princesa Herminia de Reuss, también viuda y treinta años más joven que él.
Se mantiene informado sobre la actualidad alemana le preocupa el auge de los comunistas en su país, dado que muchas de sus rentas provienen de allí. Sin embargo no interviene en política, cuando el mariscal Hindenburg le pide permiso para presentarse a las elecciones presidenciales, le deseará toda la suerte del mundo, pero no hará campaña en su favor. Él considera su vida política como una página escrita y un libro cerrado y actúa en consecuencia. Herman Goering lo visita pero el enviado del futuro Führer no le cae simpático. Como muchos alemanes piensa que Hitler devolverá la grandeza a su patria maltratada por el leonino tratado de Versalles. Pero acabará renegando de él cuando supo del trato dado a los judíos. Aún así le enviará un telegrama de felicitación por la entrada de los alemanes en París y la victoria sobre Francia.
Al estallar la guerra seis de sus nietos luchan en el ejército alemán como oficiales, y el primogénito del príncipe heredero (tercero en la línea sucesoria) morirá en la campaña de Francia. Por lealtad a su pais, rechaza el ofrecimiento del gobierno británico de ser evacuado a Gran Bretaña cuando lo alemanes invadieron Holanda.
Seguirá viviendo apartado de cualquier cuestión política hasta su muerte el 4 de Junio de 1.941. Según sus deseos, fue enterrado en Doorn, y permanecerá allí mientras no sea restaurada la monarquía en Alemania. Durante su entierro le rindieron honores un batallón exclusivamente militar y el Gauletier para Holanda representó a Hitler en los funerales.
Con ello se cerraban veintitrés años de una historia desconocida para el gran público y que un oficial alemán desconcertado abrió el año anterior.
Trasladado a Holanda tras la proclamación de la República de Weimar, ésta le respeta su patrimonio personal por lo que está entre los más ricos de Alemania. Reunida la familia imperial con la llegada de la emperatriz en Diciembre de 1.919 adquiere el castillo de Doorn-Huis y fija allí su residencia. En un principio, el gobierno holandés limitó sus movimientos a cincuenta kilómetros a la redonda de su residencia y los aliados intentaron pedir su extradición para juzgarle, hecho que causó una gran indignación en Alemania en todos los sectores de la sociedad. Finalmente las restricciones fueron levantadas.
Su vida es tranquila y metódica. Ha cambiado de aspecto y ha pasado de su bigote tan característico a dejarse barba. Se levanta a las siete de la mañana y tras el oficio religioso, lee la prensa alemana e internacional, pasea por los inmensos jardines de su propiedad y escribe sus recuerdos para lo que demuestra una gran memoria. En otras ocasiones sale a pasear por Doorn donde se para a hablar con sus habitantes, los cuales lo aprecian. Su principal afición es la floricultura, por la que obtiene muchos premios, y las lecturas (para ello cuenta con una excelente biblioteca). En 1.921 falleció su esposa la emperatriz Victoria Augusta; al año siguiente, contrajo nuevas nupcias con la princesa Herminia de Reuss, también viuda y treinta años más joven que él.
Guillermo II y la princesa Herminia paseando por Doorn |
Se mantiene informado sobre la actualidad alemana le preocupa el auge de los comunistas en su país, dado que muchas de sus rentas provienen de allí. Sin embargo no interviene en política, cuando el mariscal Hindenburg le pide permiso para presentarse a las elecciones presidenciales, le deseará toda la suerte del mundo, pero no hará campaña en su favor. Él considera su vida política como una página escrita y un libro cerrado y actúa en consecuencia. Herman Goering lo visita pero el enviado del futuro Führer no le cae simpático. Como muchos alemanes piensa que Hitler devolverá la grandeza a su patria maltratada por el leonino tratado de Versalles. Pero acabará renegando de él cuando supo del trato dado a los judíos. Aún así le enviará un telegrama de felicitación por la entrada de los alemanes en París y la victoria sobre Francia.
Mausoleo en Doorn donde está enterrado Guillermo II |
Seguirá viviendo apartado de cualquier cuestión política hasta su muerte el 4 de Junio de 1.941. Según sus deseos, fue enterrado en Doorn, y permanecerá allí mientras no sea restaurada la monarquía en Alemania. Durante su entierro le rindieron honores un batallón exclusivamente militar y el Gauletier para Holanda representó a Hitler en los funerales.
Con ello se cerraban veintitrés años de una historia desconocida para el gran público y que un oficial alemán desconcertado abrió el año anterior.
qué interesante el final del kaiser,no me imaginaba ni por asomo méste desenlace....pero es un ejemplo de sencillez y humildad,a pesar del exilio,nunca renegó de Alemania y la apoyó hasta el final...pero menos mal que no vivió para asistir a la debacle del IIIReich y ver a su pais dividido.....a lo mejor igual le habrían juzgado en Nuremberg por apoyar a Hitler!!!!qién sabe lo que hubiese sucedido,pero es muy entretenido elucubrar sobre ésto!!!enhorabuena por el tema Mikel....
ResponderEliminarYa me gustaría vivir así de modesta y humildemente... 2 criados, cocinero y chófer.... y en un castillo del siglo XV...
ResponderEliminarPiensa que en aquella época. El Kaiser se podría permitir más de cien criados, dinero tenía para ello. Para los cánones de la época si vivía modestamente
EliminarEl primo del Kaiser (Jorge V) decía de él en noviembre de 1918: "Ha arruinado totalmente a su país y a sí mismo. Le considero el mayor criminal del mundo por haber precipitado al mundo a esta guerra horrorosa que ha durado más de cuatro años y tres meses con todos sus sufrimientos" De acuerdo con que la Gran Guerra tuvo muchos padres. Pero el Kaiser fue uno de ellos. Debió ser extraditado no para ser "colgado" como pedían muchos ingleses sino para afrontar sus responsabilidades. Seguro que así no hubiera acabado sus días bebiendo borgoña
ResponderEliminarJB, Considero injusto culpar al Kaiser Guillermo de la guerra, incluso considerando que en efecto tuviera muchos padres. El destino de Europa quedó sellado en 1878, cuando en una cagada diplomática de dimensiones Chamberlainianas las potencias europeas (con Bismarck a la cabeza) firmaron el tratado de Berlín por el cual Austria ocuparía Bosnia. La entrada austríaca en el área de influencia rusa acabaría provocando una situación de desequilibrio que cualquier chispazo podría hacer desembocar en una guerra que Austria no podía ganar, y no había que ser un lince para saber que el nacionalismo paneslavista estaría encantado de provocar ese chispazo.
ResponderEliminar¿Podría Guillermo II haber evitado la guerra? Tal vez, pero eso hubiera supuesto permitir que Rusia aplastara a Austria (lo que inevitablemente hubiera conducido al desmembramiento del Imperio, ya tambaleante), controlara toda la zona balcánica y se convirtiera en la potencia dominante de europa central en 1920. No podía permitirlo. Las consecuencias, evidentemente, fueron mucho peores, pero eso nunca se puede predecir.
Gracias por esta historia impresionante y felicitaciones por tu blog, está muy interesante todo el material. Solamente deseo hacerte una observación y es que los años no llevan punto ya que es incorrecto escribir con punto la expresión numérica de los años. Por ejemplo, es incorrecto escribir 1.940 ya que en realidad debes escribir 1940. Se trata de una norma de la RAE. Espero que no tomes a mal mi observación y la tengas en cuenta para el futuro. Te invito a leer este enlace:
ResponderEliminarhttp://buscon.rae.es/dpdI/SrvltConsulta?lema=fecha
Saludos y sigue adelante.
Pues no tenía ni idea de que existiera esa norma de la RAE. Yo unas veces escribo los años con punto y otros sin punto.
ResponderEliminarTengo entendido que Holanda no entregó al Kaiser para hacer valer su papel de país neutral en la I GM.
También he oído decir que el kaiser vivió modestamente en Holanda y que una de sus obsesiones era talar árboles y cortar madera.
A Hitler no le hizo ninguna gracia que sus oficiales le rindieran honores al Kaiser y mucho menos en su funeral y creo que les reprendió públicamente, porque le consideraba uno de los causantes de la derrota alemana en la I GM.
Alemania no creo que fuera la causante de la I GM, sino el sistema de pactos que existía entre los países europeos. Como España había estado mucho tiempo alejada de las relaciones internacionales no le quisieron ayudar para impedir la guerra de Cuba y Filipinas y, por eso, tampoco entró en la I GM.
Realmente, yo creo que los que originaron la guerra fueron los austríacos por ese afán de reprimir a todos los pueblos que tenía a su alrededor y por haber ocupado Bosnia, un territorio de mucho interés para Serbia. Quisieron castigar a Serbia, pensando que la guerra se iba a solucionar con unas cuantas escaramuzas para salvar su honor y encontró, al atacar Serbia, que se movilizó "el primo del Zumosol" en forma de caballería cosaca.
Saludos.
Aliado.