Alguien cogió el teléfono por ti,
mientras tus ideas se mecían en otros estadios,
mientras tu vida era de plumajes paralelos,
mientras todos reíamos a coro.
Alguien mandó un e-mail por ti.
Cuando llorabas mi ausencia en mi regazo,
cuando mis recuerdos eran secuestrados por el olvido,
cuando las rosas se quebraron en estropajosos cardos.
Ya nadie grita por ti.
Porque tu vacío pesa a cada paso,
porque los saludos son de insipidez palpable,
y porque tu alma se ha desmaterializado en el aire.
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