Melodía descoordinada
de descentradas calles
y la mente
camina entre sus laberintos.
Entre esferas de memorias
que ni yo
soy capaz de entender.
Y sigo
buscando mis porqués.
Y sigo
sin saber
por qué me humillo ante tus ojos.
Y por qué tu risa
se vuelve mía cuando te recuerdo.
Y es cuando deseo estrecharte
besarte,
amarte,
despertarte,
cuando veo tu cara dormida
silente
entre sueños que desconozco
aunque los intuya.
Y seguiré
buscando mis respuestas,
levantando
cada piedra de nuestra ciudad.
Hasta que tu mirar
me diga ven
me grite llega
y me diga
que un día me quiso,
que un día me amó
y me hizo llorar.
Perdóname
si he pensado
en ti con todas mis fuerzas.
Lamento
los silentes
mensajes que no te llegaron.
Siento
si envolví
las preocupaciones entre palabras.
Ahora
te deseo espacios cercanos
marcando tus vidas entre arcos,
entre memorias.
Con un mar
que recoja nuestras horas
nuestra alma
en mis poemas
en nuestra historia.
Porque hoy
siguen los días pensando
si dos manos se cruzaron
si dos poemas estallaron
en medio de una playa
que dos personas miraban
miles de presentes
y cero pasados.
Del infierno llegaron las ordas
con el odio de malignos dioses
odio de nadie
odios de nada.
En la casa del arte
en la nación de los libres.
Llora Europa
por su nuevo rapto
por inútil sangre.
Jamás sucumbiremos
porque nos quieren presos
mientras
exploten sus odios,
sus iras,
sus resentimientos.
Nos han masacrado a todos
en la ciudad de los libres.
Han vuelto a cerrar la Bastillla
mientras llora Europa
lágrimas heridas
lágrimas eternas.
En una oración perpetua
por las vidas perdidas
que nos piden respuestas.
Te diría mil cosas
y siempre me quedaría corto,
entre llamas de recuerdo,
entre rescoldos de memorias.
Y entre los cascotes del pasado
te busco
te llamo
te encuentro.
Fueron falsa noches de imposibles despertares
en que nunca vi tus revueltos cabellos;
nunca imaginé tus sueños
donde tus parpados se abrían
sonriendo ante mi rostro.
Las cuerdas pararon los arcos
en intacto silencio.
Donde los violines esperaron,
avistaron,
callaron.
Y entonces
las piedras se hicieron ciudad
donde el azabache se fabrica
la velas rezan
y donde los zafiros llegaron.
Barreré los fantasmas que te siguen
con la escoba de mis versos.
Convertiré tus pasados en futuros
girando las estrellas.
Convertiré las cadenas en zafiros
haré tu mente libre,
de eternas esperas.
Y llegará ese encuentro
teñido de preguntas,
de aprensiones,
de miedos.
Y descubirás
que no me perdiste
que mis manos
siguieron siendo tus manos
y que mis ojos,
se prendieron para siempre
en los tuyos.
Seguiré viendo a la mujer
desafiando al padre tiempo
al paso de las lunas
y de los relojes de arena.
Te prometo con todas mis fuerzas,
con toda mi sangre
y con todas mis almas,
que barreré tus viejos fantasmas
con la escoba de mis versos;
purificando nuestra historia
con la fuente del recuerdo.
Quiero escribirte un poema
que hable de amor,
de nostalgias,
de rumores.
Quiero tenerte delante
romper mis brazos entre los tuyos
sentir mis ojos entre tus pupilas
y decirte todo,
decirte eterno.
Y veo tu foto
y tu cara me persigue
en mis noches de solitaria almohada,
de silenciosas sábanas,
y monocorde respiración.
Quiero
decirte que no estuve solo esta noche
que tú tampoco
y que me viste al despertar
y también en tus vigilias.
Y quiero
gritar que me amaste
en las brumas somnolientas
de tus imposibles sentimientos.
En las brumas de tus ensueños
de incrédula sonrisa,
de eterna guerra.
La mujer que me encuentre
me mirará a los ojos
sin decir basta.
El amor que descubra
gritará siempre
dirá hola
repetirá regresa.
El reloj que nos mire
se detendrá en cada encuentro
dejando el tiempo parado,
manso,
eterno.
Cuando abrace su cuerpo
nada podrá deshacernos
nadie podrá pararlo.
La mujer que yo encuentre
lanzará su sonrisa
para que me atrape en ella
y me dirá sus palabras
sin darme su voz.
Con su palma en mi cara
y con su envolvente felicidad.
La mujer que me ame
será eterna,
y será un alma
en forma de cuerpo.
Podéis cambiar el rumbo del barco,
pero no podéis
quitar las rocas contra las que lo dirigís.
Podéis impedir que los árboles crezcan
confiscar sus frutos,
pero ya no podréis
cobijarnos bajo su futura sombra.
Podéis describir nuestras enfermedades
pero no podéis
curarnos con vuestra medicinas y hechizos.
Podéis gritar libertad mil veces,
pero no podéis
mantener siempre su sereno y sincero barniz.
Podéis decir que la luna es de todos,
pero no podéis
impedir que goce de su brillo.
Podéis engañar y mentir
pero no podéis evitar
que el tiempo y los hechos os desenmascaren.
Podéis señalar enemigos
pero jamás podréis
frenar que elijan su propia trinchera.
Podéis inventar peligros
pero no podéis
dejar que la incómoda verdad los ampare y defienda.
Y ahora toca esperar
desear estar equivocado
en la única idea
libre y sincera
de que nunca podíais
no quisisteis
y jamás pudisteis
cambiar mi patria
limpiar su tierra.
Deseo vivir las mil vidas que me legaste
deseo llegar hasta tu meta
y entregarte mis manos
a modo de trofeo.
Quiero
repetir aquel café africano
que solo tú entenderías.
Deseo llamarte amiga a la cara
y decirte
lo que fuiste sin tú saberlo.
Anhelo,
recorrer la vieja ciudad
pisando sus charcos;
por los soportales del recuerdo.
Recordando tus ojos
a cada paso,
en cada vereda,
en cada rincón.
Deseo encontrarte,
porque quiero llamarte,
beber tus palabras,
abrazarte,
llamarte amiga,
en aquel café africano
y en la ciudad
de los pasados
y de las piedras
eternas.
Confieso
que pagué muy caro mi error
oí fuera,
pero no escuché mi interior
que me decía que siguiese
que me decía que te amase.
Confieso
que rompí tu alma en pedazos
porque alguien
hizo antes añicos mi dentro.
No me dejó volar
y mi tristeza
se unió a tus lágrimas
Confieso
que nuca pude olvidarte;
porque fuiste mejor que yo
porque lo diste todo
a cambio de nada.
Y yo te fallé
no aligerando
tu dolorosa carga.
Y ahora veo
los años pasados de largo,
de quien se le abrieron
los ojos tarde,
muy tarde,
demasiado tarde.
Confieso que pagué caro mi error
por decirte adiós sin sentirlo
por ignorarte
cuando no lo merecías
y porque ya no podré
borrar el rastro de nuestras lágrimas.
Y ahora
el camino me acompaña
en mi penitencia
en mi nostalgia
en mi dolor
porque un día dije adiós
sin sentirlo
pagando muy caro mi error.
Caminos hacia el nunca
de quien todo lo dio
todo lo intentó
y entonces se quebraron sus temores.
Y los pasos se hacen inciertos
sin dirección.
Es cuando le dices a la mente
sal,
corre,
estás libre,
escribe.
Y los versos salen solos
desbocados
sin importar los suelos que pisan
porque quieren
dejar atrás sus fantasmas
porque quieren
dejar atrás sus errores
porque quieren
dejar atrás sus miedos.
Y mi ser lucha
desde dentro
notando las heridas,
la sangre
y los gritos de caídos
en una batalla sin cuartel;
de una guerra que
sale de lo más profundo
de mi alma
que se niega
a rendirse.
Y busca lo perdido en cada paso
de las noches
en que se preguntó
por todo
y por nada.
¿Qué ha pasado para
que mi alma esté ardiendo?
¿Por qué vuelven
mis pasados cuando duermo?
No quiero noches de huida
tan solo deseo decir quiero y
tatuar una voz de mujer
De esa mujer
y solo ésa,
que atrape entre sus labios
mi insomne espíritu
y mi intranquila alma.
Me regalaste mil cielos
me regalaste paraísos interiores
de ojos que me amaron
de ojos incrédulos.
Abrazos al que le negaron amar,
del que le negaron la palabra respeto
con una cruz de las burlas humillantes,
con los clavos del desprecio.
Y un billar acudió en mi ayuda
y tu mirada me hizo regresar
acudió en mi socorro
ante un café de manos agarradas.
Luego llegó el destierro
la sed perpetua
de quien bebió tu manantial.
Tus ojos brillaron con tu ida y
tus palabras
me persiguieron en mi eterno camino del nada.
Tatué tu sonrisa en mi dentro
eterna
lozana
y prohibí que me la borrasen
porque me regalaste mil cielos
y sin tú saberlo
salvaste mi alma.
Estoy solo ante las ventanas
no hay horizontes
solo tu cara
solo tu andar
solo tu falta.
Y las calles ya no están
la ciudad ha roto su metamorfosis
¿Donde fueron sus nombres?
piedra a piedra
quilate a quilate.
He borrado tu voz de mi mente
no recuerdo como suena.
Pero siento
tu mano cuando me acariciaba
diciendo adiós.
Veo tus ojos humedecidos
despidiéndose;
ignorando
el caudal eterno
de palabras serenas
silentes
que te aguardaban.
Y hoy descubres cada noche
zafiros inacabados
de palabras que no sabías.
De ojos negros
que me negaba a ver llorar.
De portales permitidos
en aquellas calles de eternas risas
y rasgadas carcajadas.
Los caminos se separaron.
Ahora corren paralelos
pero se ven en un horizonte
donde ya no está tu cara
ya no está tu andar
pero sí tu falta
tus palabras
y tu eterna ausencia.
Arde
el fuego entre sus velas el mar lo codicia el cielo lo vuela.
Mientras el color rojo amarillo rojo sangre, rojo fuego, ilumina el
todo buscando colores fríos en los que aparcar de soles tranquilos de aguas serenas.
Y el velero lucha en el mar de rojo mar de fuego. Cae la tarde entre cascadas silenciosas donde va un barco tal vez un velero dejando girones de almas entre mares rojos quizás de fuego.
Escribo porque sé que me lees.
Deseo envolverte en el aleo de mis frases
entre mis versos
entre la cadencia de mis palabras.
Quiero rozar tu oído con lo que te escribo;
deseo que descubras lo que siempre existió.
No quiero ciudades del recuerdo
deseo que las piedras de la ciudad me hablen
que me recuerden tu nombre
y digan yo.
Ya no habrá llamadas a lo lejos,
ni sorpresas a medio plazo.
Y sin embargo
las palabras suenan con rabia
retumban y me lloran,
porque siempre exististe
entre jueves de fiesta
de noches lluviosas
de ascensores que marchan.
Mientras
seguimos ahí,
a lo lejos
pero juntos.
Mirando nuestros retratos
frente a frente
memoria contra memoria.
Y porque me lees
juro que escribiré con más fuerza
porque no te di en el pasado mi presencia
pero te daré mis versos
y también mis palabras
frente a frente
recuerdo a recuerdo
memoria contra memoria.
Llora Europa lágrimas de piedra
entre riscos
entre nieblas.
Más de cien páginas cerradas
de libros apenas abiertos.
Adiós gente,
hasta pronto,
nos vemos.
Ciento cincuenta vidas
rodeadas de mil historias.
No tengo fuerzas para llorar
ni para hacer preguntas
ni para hallar una respuesta.
Llora Europa lágrimas eternas
los brazos se juntan,
el llanto,
las ausencias.
Antes risas
y de pronto
silencios.
Frías listas con nombres
de ciento cincuenta almas
con sangre,
carne,
sentimientos.
Se elevan los silencios
las plegarias
en oración perpetua.
Porque llora la vieja Europa
por ciento cincuenta almas
que ya no volverán
y que ya no regresan.
En un mundo de orillas cercenadas por el nunca,
en una historia que se volvió irrealizable.
Y camino entre humos del nada
camino entre estelas de palabras
Y deseo gritar te quiero
necesito mis manos acariciando
quiero ver una sonrisa de mujer en mis ojos
y mis duelos
huyendo en desbandada.
Son ideas de un mundo irreal
onírico,
interior.
Que te busca en cada humo del café
mientras quiere llamarte siempre
pedirte que vengas
y decir amiga,
llorar un basta.
Cuando se comparte la vida,
cuando las sonrisas son eternas,
cuando las almas se unen.
Todos los días son San Valentín.
Cuando las ausencias se sienten
la nostalgia por el que falta se palpa
y cuando se dice un nombre
entre los pliegues de las noches.
Todos los días son SanValentín.
Cuando las manos se juntan
cuando los labios se entregan
cuando hierven las tardes.
Todos los días
sin excepciones
se harán San Valentín.
Hojas barridas por el mundo
que vuelan llamando
se pegaron en telas de eternos óleos
y vuelan con amarillos fantasmas.
De hojas de otoño
de callados milagros
de ciclopeos cambios.
Las hojas vuelan
mil,
cien,
veinte
cuatro.
Un cuadro las tiene
las dibuja
las atrapa.
Hojas caducas
perennes.
Hojas que me llaman.
Se ocultan
se mojan
van en manada.
Se han barrido
por el mundo
le cantan al viento
y un cuadro las tiene
un óleo las lanza.
Ante un café llegó el encuentro
ante un café de ajena mesa.
Se plantean cien futuros
mil caminos de encuentros.
Y las risas ganan batallas
las vidas se entremezclan
Me cuentas,
te cuento
nos contamos.
Y el café guarda silencio
guarda nuestros mensajes
lo que un día serán recuerdos.
Y deseo emborracharme con tu risa
con tu historia
con tus palabras.
Que reines en mis poemas
que mis letras salgan solas
entre noches de tequilas
caipiriñas, canciones.
Y escribiré mil retratos
porque ante un café llegó el encuentro
con cien futuros
de mensajes veloces,
eternos.
Por la calle del cuadro iba una niña
por la calle del cuadro iba una historia.
En la calle del cuadro colores frios
un edificio lo calentaba;
iba la niña rubio clavel
con cien historias entre sus telas
mil canciones entre bordados.
Por la calle del cuadro iba una niña
por la calle del cuadro iba una historia.
Por la calle del cuadro me entrometo
me pierdo en él y descanso
son presentes que se detienen
con un candado azul memoria
amarillo recuerdo.
Por la calle del cuadro iba una niña
por la calle del cuadro iba una historia.
Y la calle del cuadro
me manda silentes señales.
La calle del cuadro
me pide que entre,
suplica que vuelva,
grita regresa.
Mientras sigue la niña
cantando su historia
por la calle del cuadro.
Y navegas entre colores frio y cálidos
volando entre blancos de óleos y ceras
chapoteas por imaginarios charcos
y miras calle
que no es una calle
es una plaza.
La plaza del cuadro.
En la calle del cuadro estaba la niña
en la calle del cuadro había una historia.
Había un recuerdo
rubio clavel
carbón rotonda.
Admiro cuando escucho
recito cuando leo.
Desearía decir mil cosas
viviendo en los ochenta.
Pero ha pasado el tiempo
y el tiempo me pesa.
Me gustaría
perderme entre sus calles;
ante un café en el puerto .
Sentir algo más
gritar un quiero.
Pero ha pasado el tiempo
y el tiempo me pesa.
Deseo mirar fijamente
retornar ilusiones
en ruidosa fontana.
Contar mil historias
decir lo que siento.
Pero ha pasado el tiempo
y el tiempo me pesa.
Pero tengo claro
que mantendré la distancia
aunque no quiera.
Seguiré admirando,
leyendo, dando mi apoyo y ayuda
mientras mi vida
grite por dentro.
Porque ha pasado demasiado tiempo
y ese tiempo
me pesa.