Noches de calor y tormenta
¿por qué me enseñas su rostro?
¿por qué su recuerdo?
Retrocedo en el tiempo
buscando
aquel billar que ya no existe;
aquel lugar
donde se medía el oro.
Sé que no hay retorno
sé que murió la palabra regreso.
De una Itaca
en su eterna quimera
Y entonces
¿por qué busco sus labios,
su sonrisa,
sus ojos,
después de tanto tiempo?
Lágrimas
en el portal de las mil dudas,
en el país de los zafiros
de las piedras eternas.
Miradas
al vacío del fracaso
del amor descubierto
de la pasión hallada
sin desearlo
sin conocerla.
Y me dice que no lo sabía
que nunca supo
la falsedad de mi coraza,
la fuerza de mis sentimientos.
Y hoy me cuenta
que ahora lo ha sabido
a través de mis letras,
a través de mi historia,
y a través de mis versos.
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