Admito mi derrota
cuanto pones
tu mirada entre mis ojos.
Me rindo
cuando recuerdas mi nombre
en las noches de estío.
Caigo
cuando lloras
por mis versos.
Confieso
envolver mis silencios
con tu nombre.
Duermo
con el sueño
de encontrar tu alma
en mis brazos.
Es entonces
cuando escribo mis versos,
cuando narro tu historia,
entre mis parcas palabras
entre errantes recuerdos.
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