Te diría mil cosas
y siempre me quedaría corto,
entre llamas de recuerdo,
entre rescoldos de memorias.
Y entre los cascotes del pasado
te busco
te llamo
te encuentro.
Fueron falsa noches de imposibles despertares
en que nunca vi tus revueltos cabellos;
nunca imaginé tus sueños
donde tus parpados se abrían
sonriendo ante mi rostro.
Las cuerdas pararon los arcos
en intacto silencio.
Donde los violines esperaron,
avistaron,
callaron.
Y entonces
las piedras se hicieron ciudad
donde el azabache se fabrica
la velas rezan
y donde los zafiros llegaron.
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