La necesidad de vivirte
y recordar
esas tardes que fuimos
uno para el otro.
El deseo
de cerrar la puerta
y volverte a besar.
La codicia de abrazarte
con fuerza,
con un sueño de eternidad.
Sólo sé
que basta cerrar los ojos
para desembarcar en los tuyos
y recordar tu cuerpo,
como una parte
inseparable del mío.
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