Ante tu voz
mis espíritus del nadie
desaparecen.
Tu voz
renueva mis versos,
se brean
nuevas palabras.
Te escucho
y mis lacrimales se cierran;
mis ojos se llenan
mi alma escucha.
Ante tu mirada
las promesas son ley
dogma
camino.
Y es cuando me vuelco,
lucho,
te amo.
Estás ahí,
ahí sigues.
En cada paso llegado,
en cada fuente siseante.
en cada
ruta
que marco.
Y me seguiré
llenando con tu voz
Donde las nubes
vigilan mi nombre
donde una calle
tocó a rebato.
Precioso.
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