No quiero escribir mi último poema.
Me falta tu voz entre las líneas,
tus “te quieros” alimentando mis letras.
Necesito tus caricias en forma de mensajes,
tus diálogos envolviendo avisos cifrados.
Versos necesarios para dar sentido a nuestro continuar.
¿Por qué la lejanía perenne?
¿por qué no salen los versos sin tu presencia?
¡Ven!
¡Regresa!
Déjame sentirte de nuevo,
porque me niego a que éste sea
mi último poema.
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