La única vez que se celebró un velatorio en el Jessy fue cuando murió Tyron O`Hara. Dado que era irlandés y en la frontera de Manhattan no había un sitio adecuado, sus amigos pidieron al dueño celebrarlo en el local. El dueño del Jessy aceptó, bajo la condición de que sólo se bebería el whisky que él pusiese con un incremento del veinticinco por ciento del precio de la botella. De todos era conocida la generosidad del dueño.
Todo transcurrió con la normalidad hasta que cerraron el ataúd tras despedir a Tyron. Fue la última vez que vieron a Tyron O`Hara sin vida. Mientras se efectuaba el último brindis se oyó como alguien tiraba de la cadena del servicio y salía. Los más cercanos se volvieron a ver quien era y pegaron un grito de terror. El grito se extendió por todo el local y la fuga al galope fue total. Ante la puerta de los servicios Tyron O´Hara contemplaba la escena quedándose con el local y el ataúd para el solo.
Cuando el miedo se diluyó, regresaron al local, con Tayler a la cabeza. Habían desaparecido el ataúd, el muerto, el whisky y la caja registradora.
Si hubieran averiguado un poco sobre O`Hara habrían descubierto que en sus buenos tiempos fue mago y como especialidad el mejor escapista de Nueva York.
Cuando el miedo se diluyó, regresaron al local, con Tayler a la cabeza. Habían desaparecido el ataúd, el muerto, el whisky y la caja registradora.
Si hubieran averiguado un poco sobre O`Hara habrían descubierto que en sus buenos tiempos fue mago y como especialidad el mejor escapista de Nueva York.
me gusta, y con un cuadro de Edward Hopper, bien!
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