¿Qué podría decirte
que no te haya dicho?
Hay miradas
que dicen más
que una solitaria palabra.
Hay sonrisas
que acarician
mejor que una mano.
Hay paseos
en los que se ama
con mayor intensidad
que en un cerrado dormitorio.
Es entonces
cuando tu recuerdo
me asalta.
Cuando deseo
ir en tu busca
sin necesidad de poemas
sin necesidad de palabras.
Cuando todo me falla
cuando mi mente nada espera;
en mitad de su cárcel
me queda la poesía.
Cuando voces invisibles
dicen mi nombre
y en el momento
que les voy a decir
venid,
acude a mí la poesía.
En días de ira,
en días
de lágrimas secas.
Cuando a mi alma vacía
nada el queda,
es entonces
cuando llega la poesía
en mi auxilio.
Y es cuando
arremeto contra mis fantasmas,
disparándoles mis versos
dispersándolos con mi pluma
arrojándoles mis poemas.
Desconocemos nuestro destino.
Desconocemos
más de lo que creemos,
más de lo que suponemos.
¿Quién puede
decir que es suya
la palabra futuro?
Nadie puede
dominar todas la teclas.
Nadie puede
tomar nuestras decisiones.
Los campos está llenos.
Demasiados brotes
en forma de intenciones.
De aptitudes arrepentidas,
de idiomas malditos.
La mente
vuela en libre espiral
sin pulso.
Sin nada ni nadie
a quien agarrarse.
Tornarán los tiempos,
lo desconozco.
Solamente sé
que no puedo con la velocidad del río,
tampoco puedo
con su frenética corriente
que es mi existencia.
Pero sí al menos,
puedo y lo haré
el poder elegir la orilla,
el poder elegir
nuestra orilla.
Mil maneras
de promesas incandescentes.
Mil formas de sentir
mi espíritu frente al tuyo.
Mil historias
de rotas palabras
mientras te escucho.
De mil veleros
de un horizonte renegado,
de barcos
que narran embustes.
De mil canciones
que nada me dicen
que de nada me hablan.
Que nunca silencian
que a nadie le importan.
Hoy
esperé a la noche
para pensarte
y también soñarte.
Fijo mis ojos en mi yo
para verte
e imaginar
nuestros momentos;
auténticos,
reales.
Tus ojos
viajan
en cada micra de
mi paraíso interior.
Sonrío
mientras evoco
cada palmo de tu piel
acariciando la mía.
Cada sonido
de tu respiración cuando
duermes.
El olor de tu pelo
repartido por la almohada.
Miro al cielo
con la descabellada esperanza
de que también lo mires.
Es de noche,
y te siento
en medio de mágicos espíritus
que me animan
a que mi alma salga en tu busca
en el medio de mis sueños
a través de mis poemas.
¿Dónde fuiste? sentimiento.
Ya no están sus ojos,
ya no está su sonrisa;
ha desaparecido su alma.
Mis manos están vacías
de las suyas.
Una rosa roja
sigue en su lugar
sin que sea regalada.
Necesito su abrazo
con una fuerza
desesperada.
Quiero
gritar en medio de mi ansia
dentro de esa extraña
espiral de la que no salgo.
Ya no hay
liquido
de ojos que derramar.
Se agotó hace tiempo.
Escucho
mi respiración
solitaria
en mi dormitorio,
otrora nuestro.
Vacío de su olor hace tiempo,
sin un buenos días de amaneceres.
Y nada puedo hacer,
atrapado entre silenciosas cadenas
de falso deberes
que no me quieren repartir.
Inútilmente pregunto
qué es lo que pasó.
Tan solo quiero volver a amar
sentir,
reír,
luchar.
Y gritar
desde lo más profundo
la palabra
AMOR,
la palabra
LIBERTAD.
De nuestros primeros verbos
de nuestras primera impresiones.
Un relato de horas
que parecieron segundos.
Yo te contaba,
tú me decías y decías.
Mientras ellos hablaban.
Un choque de manos
un adiós insincero.
Un intercambio de números
de posible contacto.
Pasan los días
una llamada,
un café,
un paseo sin brazos.
De risa libérrima
de ingeniosa palabra.
Y después
la emoción del primer encuentro.
La primera caricia
la primera sonrisa.
Todo se desborda .
y las sensaciones afloran
con su imprevisto mensaje
de tranquilas notas
y discretas palabras.
