fueras quien fueses,
dios o demonio.
Gracias.
Porque lo malo de los hombres
me hizo más fuerte
sabiendo perdonar.
Seas quien seas
estés donde estés
seas bien
seas mal.
Gracias.
Porque
cerrada la herida que causaste
ya nada me puede dañar.
Gracias;
de verdad,
gracias.
Porque ahora,
seas dios o demonio,
y por tu causa;
planto cara
a los malos momentos.
Y jamás me rindo
en las batallas llamadas vida
por muy duras
que sean las tormentas.
Bellísimo.
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