Mensajes cifrados que solo entiende. Yermas luces de quien dudó para unificar su vida. Y sus deseos se aferran a sus realidades. No quiere tirar la toalla pero se la robaron en el andén de las dudas. Quiere volver pero se cerraron los retornos. Él no está, su vida siguió; no mira atrás porque otros ojos le miran, otras manos lo llevan. Murieron las noches de eternos brazos, de miradas cómplices de silente mensaje.
Le dice y escucha, lo quiere y escucha, mientras una falsa máscara de cinismo, de extraño actor finje el acre sabor de la indiferencia.
Lo vuelve a amar y la sangre tapa lágrimas del día que no lo escuchó. Y ahora mira a las montañas sabiendo que un día la buscó en un horizonte, en cada mota de viento y en cada rincón del jamás.
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