Confieso que grité esta noche tu nombre.
Palpé vacío entre mis dedos.
Abrí mis ojos para cerrarlos decepcionado,
no te vi al despertar.
Confieso que grité tu nombre esta noche.
Aún no vives conmigo.
Estaba solo, amargado
y la tristeza me preguntó por tí.
Confieso que pinté tu sonrisa en mi vida
y oyeron tu nombre gritado en la oscuridad.
Todos se volvieron,
y todos me llamaron loco.
Pero pronto hablaré contigo,
te daré mi boca, nos amaremos.
Y una mirada cariñosa me llamará al orden.
finalizará el estío y volverán a llamarme loco.
Confieso que grité esta noche tu nombre,
pero hasta ahora
tan sólo poseo eso de ti: Tu nombre.
Maravilloso.
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