Me basta no
tener tu voz
para quererte y
echarte en falta.
Saber que estás.
Saber que tienes
un alma que se abre,
que siente,
que entrega.
Entonces,
de pronto
necesito
tu mano
cogiendo mi mano;
tus labios
sobre los míos
y
tus brazos
rodeando mi cuerpo.
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