No sé
si un día te amaré.
Tan solo
defiendo
mi derecho a pensarte.
Defiendo
mi deseo
de verte
y sentir
la belleza de tu ser
envolviendo
mi maltratada alma.
Puede que algún día
tus labios sean mis labios
y mis ojos sean tus ojos.
Lo desconozco.
Porque ahora
me basta el que estés ahí
que nos veamos.
Sintiendo
unos ojos que todo lo reparan,
salvando
el alma de un poeta
que defiende:
Su derecho a sentirte,
el anhelo de quererte
y su derecho a pensarte.
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