Tus ojos.
Otra vez tus ojos.
Que me miran,
que brillan,
entrando en mí.
Moviendo
almas que creía
en eterno letargo.
Tus ojos,
siempre tus ojos.
Que me dan esa energía
necesaria en mis luchas.
Demostrando
que podemos amar
sin que los cuerpos se toquen.
Y que podemos
sentir desenfrenados sentidos.
Sin que una cama nos llame
sin que tus labios me besen,
sin que tus manos me rocen.