¡Cuanto duelen los recuerdos
cuando se abre
el arcón de los pasados!
Cuando la busco
sabiendo que ya no está.
Cuando levanto
hasta la última piedra
de nuestra ciudad.
Y sé
que la acabaré hallando
en el mismo lugar
que un día
nos besamos.
Porque sé que nunca la soñé
que fue real
que existió
y que fui envuelto
en su incrédula mirada.
Ahora sé lo que pasó,
mis errores,
los suyos,
Y me vuelvo hacia su norte
preguntando por qué
hiriendo
el sonido con su nombre
porque nunca
deserté de su recuerdo
de sus palabras
y también de los eterno
de sus abrazos.
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