Arranca mi vida
buscando su mirada
entre el tumulto de los que pasean.
Vivo
por su sonrisa oculta
que delatan sus ojos.
Pienso en su nombre
y es
cuando la ciudad
me dice
que la busque.
Y me dejo
caer en sus embrujos.
Entre luces prohibidas,
entre las sombras de las calles
de nocturna proscripción.
¿Dónde estás?
Te pido que vengas,
me hables,
me mires.
Porque nada tiene sentido
si no logro escucharte,
si no veo tus ojos.
Y si no siento
el sinuoso rastro
que al pasar dejas,
allá donde te sueñe
allá donde te sienta.
Maravilloso.
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