Cielos cargados
a punto de estallar.
Extraños ruidos
naturaleza que se rebela.
Y yo
oteando
en nuestra anónima ciudad.
buscando
entre miles de ventanas
la tuya.
Hambre
de labios
que buscan juntarse.
De brazos
que buscan los tuyos.
Veo
las nubes de hierro
acercándose.
Siento
nuestro enemigo
invisible, letal
que nos prohíbe vernos
amarnos.
Entre cielos cargados
velando sus armas,
de lluvias que rechinan
su grito metal
de nombres extraños.
Maravilloso.
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