Mis manos no son mis manos,
es el fuego que marca el papel con mis palabras.
Y mis palabras
se dirigen a tu alma para sentirte,
dejando de ser mis palabras.
Mis letras no son ya mis letras
porque es el llanto de quien te ama,
te quiere,
te besa.
Y mis manos no paran de escribir
de pensarte
y de sentirte.
Y grito amor,
grito tu nombre
digo siento.
Y es entonces
cuando mis sentimientos
dejan de ser sentimientos.
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