Melodías que marcaron tus retratos
que desencadenaron la nada.
Preguntas mis respuestas,
mis caricias,
tus abrazos.
Y las losas señalan mis palabras
te dicen vuelve,
me gritan para.
Corres entre las brumas de nuestras canciones
me llamarás
perdonaré
y volverás a llamarme.
Ya no hay dudas
no malas pabras
ni ojos que se enfrenten.
Son esculturas de manos inertes
llenas de su vacío;
nubes que se niegan al llanto
tierras secas de mis palabras
de mis letras y versos.
Son velos cercenados
de sonrisas y sentencias.
Mientras un abrazo pendiente llega desbocado
me vuelvo a verte,
llegas,
te abrazo.
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