Un grito me dijo mundo, un grito me dijo basta. Aquel grito rasgó mis días, aquel grito me dijo llama. Y entonces mi vista quiso, amarrar con cuerdas ramas. Cuerda de atar mis cosas cuerda de siniestra trama. Y clamo en mi soledad surta, de vergüenzas soterradas, de iras que nunca pude, vengar entre mis lágrimas.
Me rompe mi lucha constante, me rompe de escapes extraños y tú me llamas al final encontrando, mis horas cercanas. No me dejan ser quien soy, me prohíben mis mensajes no dejan que lleguen a todos.
Me censuran mi cordura y desgarran mis karmas.
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