Quizás sea
la magia de tus ojos.
Quizás sea tu sonrisa
al reparar nuevamente en mí.
Nada pido;
tan solo esos fugaces momentos
de rápida charla.
En la que la vida
me regala tu fugaz presencia,
tus palabras,
y una gran alegría,
por volver a verte.
Y esperando, sin esperar,
que el destino te traiga,
una vez más,
a mi esquina de los segundos,
en la república de los recuerdos.