La memoria de volver,
de sentir,
de escuchar.
El recuerdo de las palabras,
de las caricias,
de las miradas.
La historia de un beso,
de una sonrisa,
del encuentro.
Todo ello
es la biografía de un hombre.
Mitad carne,
mitad alma,
y siempre, siempre
cien por cien
poeta.
Me basta cerrar mis ojos
si quiero verte.
Navego en mis sueños
para cortar tu ausencia.
Tu nombre sale solo
sin ayuda
sin gritos
en medio de la consciencia.
Solo tengo
que cerrar los ojos
para amar tu vida
coser mis iras
y escribir mis poemas.
Quiero
tardes memorables
porque tú y solo tú
formas parte de ellas.
Quiero una tarde
de sonrisas sinceras,
de miradas cómplices
y de paseos eternos.
Solo pido
tu compañía.
Agarrando
mi brazo como mucho.
Y que el rumor de las ramas
sean
nuestra música de fondo.
Anhelo
noches de imaginario piano
en la que tú y sólo tú,
conviertas mi vida en presentes
y
quien sabe
si también
en deseados futuros.
No quiero recuerdos
sólo presentes,
realidades.
No deseo
recordar tu piel,
ni tus labios,
ni tus manos.
Los quiero
vivir en directo.
No me deis pasados
no voy
a mirar a mi espalda.
Devolvedme el presente
y también pronunciad
la palabra futuro.
Hoy la noche nada me dice
quiero sentir
y no hay respuesta.
Sé que estoy vivo
porque noto
mi acre aire
saliendo de mis adentros
y salinos líquidos
exploran mi cara.
Y sin embargo esta noche
mi alma fenece
con una lentitud insultante.
Como si desease un grito
de sentir desesperado.
Un grito
de socorro
de un alma torturada
que por fuera ríe.
Pero por dentro
se rompe
en el medio de su impotencia,
en el medio
de un atormentado silencio,
y de un desesperado llanto.
No pidas que te olvide
porque me rompería
por dentro
si lo hiciera.
No me digas que te ame,
ni me digas que te quiera.
Porque lo hago cada día
cuando pienso en tus ojos
cuando recuerdo tus labios
cuando siento tus besos.
