Ya no es mi cuerpo.
Es el alma
la que está rota,
agotada.
Necesito
esa playa en el alba
y otear su final
e imaginar paraísos
callados,
interiores.
Oler su mar para recuperar
esta alma cansada
terminada su resistencia.
Deseo
ese paseo bajo árboles
que vieron ya
mis ancestros.
Caminar
por sus veredas de hojas jazmín
sin tener que mirar la hora.
Sentir una fontana
en su monótono fluir
en suave cadencia.
Sin que nadie me llame,
sin que me necesiten.
Pido noches memorables
de risas y música
sin sentirme culpable por ello.
Solo pido
recuperar las riendas
de este alma rota
ayer animosa y hoy
sin pulso,
derrotada.