Cuando caí al vacío sin retorno
fue tu mano
quien me sacó del abismo.
Cuando mi alma descendía
a lo más profundo del Hades.
Fuiste tú quien la salvó.
Y mi vida descubrió su norte
mi vida conoció el alborozo,
conoció la paz.
Era tu mirada
la que me hizo querer
la que hizo añicos
mi armadura
metal cinismo
metal indiferencia.
Ahora
las cuerdas se quiebran
se van soltando.
No me rindo;
quiero que sigan firmes
sin romperse.
Volver a verte a tus ojos,
sonreírte,
coger tu mano
bajo los árboles de aquel bosque
de tranquilo camino
de sinuosa orilla
de silenciosa trazada.
Bellísimo.
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