En el alma de las cosas
cuando existían,
necesito tus horizontes
entre brumas malditas de la noche.
¿Donde se fue la zona de retorno
del bar de los amores perdidos,
de la maldición
de las piedras antiguas?
Necesito tu sonrisa
a la media hora de mi partida.
Necesito tu abrazo
a los dos minutos de dármelo.
Mientras busco
mi tributo de lágrimas.
Decir tu nombre
cuando una nube cree
el ser tu mensajera.
Tu hechizo
se aferra a mi cuerpo
como un elixir de vida
cuando creía que sólo
había las sombras.
Y ahora
cuento los segundos para verte
para acallar mis furias,
para expulsar mis pasados,
para frenar mis tormentas.
Maravilloso.
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