Aposté por la vida
cuando la hiciste tuya.
Jugué mis cartas
ante tu mirar,
ante tu voz,
ante tu risa,
hasta salir victorioso.
Amé tu vida
cada vez
que la desgranabas
poco a poco,
ante mí.
Y nuestros labios
fueron uno,
tus ojos
se perdieron entre los mío
y nuestros cuerpos
se hicieron uno.
Tenía un abismo en el antes,
todo era perdido
y te conocí.
Y fue
cuando tú llamaste por mi al presente,
dijiste
mi nombre entre veredas
y amaste
mi cara entre la tuya.
Maravilloso
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