Traspasé el horizonte
y perdí mi ceguera.
Siempre estuvo ahí
nunca falló.
Acudió en mi ayuda
en la nación de los errores.
Llegó a tiempo
rescatando mi alma.
Robó mi espíritu
de las faltas e inquinas
y ahora sigue allí,
amándome,
queriendo.
Prendida a mi vida
broche pegado a mi plasma.
Brazo que abrazas
mi perdido interior
mi derrotada alma.
Bellísimo
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