Tu vida fue
escrita entre caricias
y también golpes.
Dejaste
volar a quien tenía que quedar
y retuviste
al guardián de tus demonios
Y ahora me buscas
me llamas,
me dices,
suplicas.
Ahora
que otros ojos
me hallaron.
Que otros labios
me dicen
y que otro espíritu
me abraza.
Cerraron
los altares
ante los que juré.
Se marcharon los testigos
de nuestros fallos
y aciertos,
nuestras historias.
Ahora
me niego a encontrarte.
Ahora mis brazos
cambiaron de dueños
y mis labios
nunca se compartieron
y siguen sin compartirse.
Erraste la jaula que abrir;
arrojaste de tu vida
a quien te sintió de veras.
Quedando en tu vida
para siempre
al guardián de las iras,
al guardián de tus demonios.
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