La lluvia golpea mi techo,
las noches se alargan entre notas.
Barre las furias,
limpia los ojos,
sube los cielos.
Y las gotas son frenesí
que surgen,
aman,
estremecen.
Es un piano incoloro
que te envía mi clandestino mensaje.
Mi mirada ansiosa
mi palabra silente.
Y te amo
porque las lluvias dejan tras sí tu nombre,
retomando tu voz
desgarrando los nunca.
Y sonríes entre saludos dando la razón
mientras la lluvia me dice
que un jazmín sigue danzando
y un amor sigue encendido.
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