En Junio de 1940, Francia caía bajo el dominio alemán. Tan solo quedaba Inglaterra para que el III Reich tuviera el dominio total de occidente. Comenzaba la operación León Marino para la invasión de la Gran Bretaña. Ante la superioridad naval, los alemanes intentaron conseguir el dominio del aire. La batalla de Inglaterra daba comienzo y la Luftwaffe sucumbió ante el valor de los pilotos de la R.A.F. la invasión fue pospuesta y la guerra siguió por otros derroteros ya conocidos por todos. Gran Bretaña se había salvado; pero hasta que finalizó la guerra no se supo, realmente, del destino que le habría aguardado de haber sucumbido.
Coronel de las SS Franz Six |
Al terminar la guerra en 1945 los aliados se apoderaron de numerosa documentación alemana salvada de la destrucción. Entre estos papeles descubrieron los planes que tenía Hitler para la Inglaterra ocupada. El plan fue diseñado por la Gestapo y la SD durante el verano de 1940 cuando se creía inminente la conquista de las islas. Se nombró para dirigirlo al coronel de la SS profesor doctor Franz Six antiguo decano de la facultad de ciencias políticas de Berlín.
Entre otras cosas, las Ordenes Relativas a la Organización y Funcionamiento del Gobierno Militar en Inglaterra contemplaba la deportación, al continente, de todos los varones aptos para el trabajo, comprendidos entre los 17 y 45 años que serían destinados a trabajos forzados. Tanto maquinaria, materias primas y todo lo que tuviese valor sería requisado y enviado al Reich, medidas que hubiesen condenado al hambre y la miseria a la población.
El coronel Six tenía orden de trasladarse a Inglaterra tras las fuerzas invasoras y establecer cuarteles de la Gestapo y la SS en Londres, Bristol, Birminghan, Liverpool, Manchester y Edimburgo. Los judios y los intelectuales serían eliminados de inmediato, entre ellos figuraban personajes de la talla de Bertrand Rusell o Noel Coward.
Afortunadamente la invasión se pospuso y Alemania centró todos sus esfuerzos en la invasión de Rusia y la entrada de los Estados Unidos en la contienda alejó definitivamente el peligro. La aviación inglesa, escasa de recursos, pero con la determinación moral de morir por su patria, evitó durante 1940, quien sabe cuantos sufrimientos a su nación.
Jamás en la historia, un elogio reflejó la realidad como las palabras que pronunció el primer ministro Británico Churchill en homenaje a los pilotos de la RAF que salvaron a su país de la invasión: Nunca en el campo del conflicto humano, tanta gente le debió tanto a tan pocos.
Suscribo plenamente cada una de esas palabras.
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