Fue ayer
cuando tus añiles ojos
atraparon
mi destrozado espíritu.
Esa mirada
hizo más
que
un millón de carcajadas.
Fue
el azul de tus ojos
la energía de
tu sonrisa,
junto
con tu mano en mi brazo.
La que me
restauró mi rumbo,
llenó mi alma
y
expulsó mis fantasmas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario