Mientras leías mis versos
descubriste
que mi corazón tenía sangre
que vivía.
Mientras leías mis versos
comprendiste tu error
en medio
del país de los fracasos.
Mientras leías mis versos
fuiste consciente
de la oportunidad
perdida
y jamás recuperada.
Tuviste que leer mis versos
para entender
que la meta
la tuviste siempre,
delante
y escapaste de ella,
en medio
de sabores de desengaño
que saben a botella.