No sé donde iré, pero llegaré hasta que la mente se haga ruta. Donde los misterios se deshagan y la mirada me diga huye. Sigo una estela sin avisos, sin llantos, sin llagas. Porque quiero caminar entre mis tierras, entre mis chubascos, entre veredas.
Los años afloraron ausentes y preso de mí mismo me até ante palabras de respeto. Llamadas en vano para sostener el fuego; fuego azul de fríos colores, llama que surgió entre las piedras de la ciudad.
Y ahora los zafiros se derrumbaron, me dijeron hola, me dijeron recuerdo, y me gritaron amistad. Llama azul que quise mantener; ahora afloras entre mis rocas. Piedras pulidas de gran historia de pequeñas anécdotas y mil recuerdos. Llévale tus tiempos de zafiros que brotan de tiempos que recuerdas. De un café entre manteles y cristales que lloraban la lluvia perpetua.
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