Hoy
la lluvia regó mis ojos
haciéndose lágrimas.
Hoy la vida
me
hizo más fuerte.
Hoy
sentí, mirando el horizonte,
en mi hombro,
Su sagrada mano
recordándome
que no estoy solo.
Literatura, historia, opinión.
Hoy
la lluvia regó mis ojos
haciéndose lágrimas.
Hoy la vida
me
hizo más fuerte.
Hoy
sentí, mirando el horizonte,
en mi hombro,
Su sagrada mano
recordándome
que no estoy solo.
Hoy
las sombras se fueron.
Hoy todo fue nítido.
Hasta
aquí
he llegado.
Hoy
las decepciones
encontraron
la puerta de salida.
Y
el corazón
ni
se ha movido.
He
roto
con
mi último lastre.
Nada quiero saber
y
ahora deseo
comenzar a olvidar.
Me siento desconocido
sin un mutuo sentimiento;
sin la ilusión
de sentirse esperado.
Hay veces
que la soledad acompaña
más que
cien mil personas.
Dejo la vista libre
sin mirar
a un horizonte fallido.
Hoy me acuesto
sin una silenciosa oración.
Rodeado
de los destinos
y abrazado
a un extraño poema
cargado de palabras.
¡Qué fácil es perdonar!
Cuando
el alma solo quiere
reposar
libre de pesos.
Es fácil
olvidar
si tienes
de referencia los futuros
Es fácil perdonar
cuando sabes
que el daño de ayer,
ha sido
tu fuerza del presente
y el despegue
de amores sencillos,
venideros.
Hoy
he recibido
una caricia en la distancia.
El aire me rodeó
y
me envolvió en forma de abrazo.
Hoy
sentí como nunca mi entorno
y
Dios habló a mi oído
diciéndome
no estás
y nunca
estarás solo.
No
te podría llamar error.
Te llamaría experiencia,
oportunidad.
Apareciste porque
tenías que aparecer
para
que luego
fuese más fuerte.
Y ahora
planto cara al destino.
Sin que nadie pueda conmigo,
sin que nadie maneje mi vida,
sin que nada ni nadie
logre dañarme.
Hoy los océanos
han venido a hablarme.
Me mandan callados mensajes y
me dicen
adelante.
Hoy
la vida ha indicando que
te sobran las opciones.
Que eres tú
y eso basta.
Hoy
te dan lo mismo
las silenciosas respuestas.
Porque la vida
me puso un día a dura prueba.
Y ahora,
sin salir derrotado.
tan sólo me dice:
Adelante.