No digáis que no la ame
porque desobedeceré.
No me obliguéis
a renunciar a ella
porque me rebelaré.
Nunca os inventéis
que nunca pasó
porque es real.
Porque ella existe
cuando me recuerda,
cuando me besa,
cuando me abraza,
me sonríe;
cuando me reza.
No me digáis que renuncie
porque
estará siempre conmigo,
en el medio de mi vida,
en mitad de mis poemas.
Bellísimo.
ResponderEliminar