Aquel árbol que rozaba mi ventana
que me daba gorriones por las mañanas
piares entre manzanas
y entre sueños de niño
sueños infantiles de estíos.
Aquellos ojos infantes
que de mañana
espiaban el árbol
que daba gorriones.
Ya no hay ojos infantiles
ya no hay árbol
Adiós gorriones
Adiós ventana.
Me queda el recuerdo
de aquellas músicas
por las mañanas.
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