Mi niño me abraza al mirarme
mientras sus carbones reflejan mis ojos.
Las tristezas dejan de llamarme
mientras mi niño ríe con mis cuentos.
Beso a mi sangre en mi regazo,
le canto nanas de contento
historias de claro-oscuros,
de príncipes descubiertos
Duerme mi niño duerme
la lucha seguirá mañana,
hasta que un día de mañana,
mi niño no será niño
y seré yo al mirarle
quien le abrace con mi mirada.
Hola Mikel. Acabo de leer la entrada titulada "1940, la gran sorpresa de un oficial alemán", y me ha encantado. Por ahí tengo un libro sobre el Kaiser Guillermo II que escribió un profesor de una universidad suiza; cuando lo encuentre te doy las referencias por si te interesa.
ResponderEliminarExcelente.
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