Dame el rasgar de tus cuerdas,
dame tu música
y candelas.
Sé tú la guitarra que me llamas
sé tú mi guarda, mis cadenas.
Marca el compás con tus sueños,
líbrame de mis sombras;
ritmos queridos en nuestras noches
soniquetes que dejaron mis fueros.
Quiero sentir tu dentro,
saciarme de tu presencia.
Que me cantes tus querencias
mientras toco tus cuerdas.
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