viernes, 22 de abril de 2011

A GABRIEL CELAYA


Poesía cargada de vacío
poesía que existe
que habla
que suplica.

Magisterio sin música,
canciones no escuchadas
que cantan en mudos pentagramas
de letras proscritas.

Y sin embargo existe
en pétreas luciérnagas llamadas costumbres,
en mármoles blandos de modernos tamices.
Y sin embargo existe.

Hermana mayor relegada,
llena de admiradores clandestinos
que en el portal la esperan
y la escriben solitarios.

Más si la poesía no ha de ser “sin pecado un adorno”
¡Pequemos!
Y toquemos el fondo.


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